Stephane Brizé reinventa el cine de reconstrucción de época con una propuesta sublime, delicada y que apela a la creación de atmósferas y escenarios particulares para aggiornar el clásico de Guy de Maupassant.
Una mujer fuerte, un personaje inolvidable, un destello de cine imperdible, como todos aquellos relatos que Brizé nos tiene acostumbrados, y que, en esta oportunidad no se desvía por ser histórico de la crítica más radical.