“Una mujer, una vida”, la nueva película de Stéphane Brizé (el último film suyo que pudimos ver en nuestro país fue “El precio de un hombre”, 2015) está basada en “Une vie”, la primera novela escrita por Guy de Maupassant.
Situándose en Normandía en 1819, la historia se centra en Jeanne, una chica joven, inocente y llena de sueños infantiles que se reflejan en la vuelta a casa luego de pasar años estudiando en un convento. Pero rápidamente se ve envuelta en un matrimonio con un hombre del pueblo y su vida pegará un giro, rompiendo sus ilusiones.
“Una mujer, una vida” retrata la posición de la mujer en una época en particular, en la cual debía tener que soportar ciertas situaciones solamente por su condición de género y ocupar el lugar que le correspondía en ese entonces. Es interesante que se muestre este rol enmarcado dentro de la aristocracia y que no solamente era una cuestión de clase, sino que se daba de forma transversal a todas ellas.
La fotografía acompaña al argumento con un trabajo impecable. Tanto los momentos como los recuerdos felices están caracterizados por tener colores fuertes y vívidos, mientras que el presente o las situaciones dificultosas están empañadas de tonos oscuros.
Al ser una película de época la ambientación y la vestimenta también están confeccionadas acorde con el siglo tratado.
Judith Chemla es quien se pone al hombro la película, interpretando a Jeanne, a través de sus gestos, miradas y diálogos intensos.
“Una mujer, una vida” no le proporciona toda la información servida al espectador, sino que el mismo debe estar atento durante todo el film, ya que existen varias idas y vueltas en el tiempo (de momentos felices del pasado a instantes desventurados en el presente); tendrá que seguir el hilo del argumento.
El ritmo que presenta la cinta es pausado y punzante, lleno de dramatismo, aunque finalmente deja un mensaje esperanzador.
En síntesis, “Una mujer, una vida” es una película correcta por su historia y parte técnica, sobresaliendo la interpretación de su protagonista. Un film que atrapará a los amantes del cine francés, ya que presenta un ritmo y una construcción del relato particular que puede no ser para todos los gustos.