El sepia en la gélida historia argentina
Siempre se ha dicho que la fuga del penal de Río Gallegos tras la Revolución Libertadora de 1955, acontecimiento de la historia moderna argentina que significó el exilio de Juan Domingo Perón -apodado por los militares “El Tirano Prófugo”- fue en cierto modo cinematográfica y pasó a engrosar un capítulo importante para el Peronismo, que más allá de las lecturas ideológicas de derecha o de izquierda que puedan atravesarla marcó un antes y un después para ese movimiento político que una vez proscripto volviera una vez más al poder hasta una nueva embestida de golpes cívico militares. Con esa introducción, es lógico haber pensado en algún momento recrear desde la ficción aquella época turbulenta políticamente hablando y por eso Unidad XV recogió el guante.
Prolija en lo que hace a reconstrucción y dinámica en la trama, la película dirigida por Martín de Salvo cuenta con un elenco aceitado y nunca mejor elegido para meterse en la piel de referentes y dirigentes peronistas de la importancia de: Guillermo Patricio Kelly (Diego Gentile), John W. Cooke (Rafael Spregelburd), Héctor J. Cámpora (Carlos Belloso) y Jorge Antonio (Lautaro Delgado), los cuatro detenidos y trasladados de Ushuaia a la Unidad XV de Río Gallegos con presos comunes, pero receptores de un trato diferente y algo más amable por parte del director del penal encarnado por Germán Da Silva.
En el apartado visual la presencia del sepia y los azules apagan un tanto la imagen con una manifiesta intención dramática, sin dejar de tener en cuenta algunos detalles en los encuadres y planos poco convencionales y que permiten por un lado un mayor despliegue en el espacio a pesar del encierro carcelario. En los primeros planos, la expresividad gana frente a los climas de tensión y la presencia latente de la fuga, sus diferentes etapas y planeamiento, por parte de cada uno de los detenidos peronistas al convencerse de un destino trágico en caso de no deponer su actitud frente a la Libertadora, reconocerla como gobierno legítimo, eje de la traición al mismísimo General Perón.
Resulta interesante el cruce de pensamientos y las diferencias irreconciliables entre por ejemplo William Cook y Guillermo Patricio Kelly, sin llegar a maniqueísmos ni antagonismos de manual, con sobrias actuaciones de todo el reparto tanto los protagonistas como los secundarios entre quienes se destacan Ignacio Rogers y Mora Recalde, entre otros.
Como resultado, Unidad XV es un film cinematográficamente logrado y su trama logra dosificar los datos de la historia dura con las contradicciones en momentos álgidos del país, donde la incertidumbre primaba por encima de cualquier doctrina o dogma mientras afuera de la cárcel se vivía en un clima tan incierto como peligroso.