Antes de empezar con la crítica de Unidad XV es necesario hacer algunas reflexiones sobre el cine político en el cine argentino. La representación del peronismo en el cine nacional ha transitado por los más variados carriles, pero cuando se estudia cómo ha sido la visión total a lo largo de las décadas, es asombrosamente tendenciosa y mentirosa la manera en la que los cineastas de distintos momentos históricos han decido idealizar y falsear lo que ha ocurrido realmente en Argentina. Por supuesto que hay historias más ajustadas a la realidad y otras que aun en su idealización terminan siendo de todas formas grandes películas. Cada película puede hacer lo que quiera, mirar el mundo como más le guste, incluso tergiversar la historia de un país. Es la suma de películas lo que resulta sospechoso. En los últimos quince años esto ha alcanzado límites simplemente bochornosos. Buscando retratar los diferentes momentos del peronismo se ha querido bajar línea sobre el presente. El cine en nuestro país se ha vuelto cómplice de una mentira, se sumó a un relato y los críticos, para no quedarse afuera de la fiesta, han elogiado estos films con un paternalismo que da vergüenza ajena. La gran familia del cine argentino peronista. Insisto una vez más, dentro del discurso peronista hay de todo, desde los directores que arriesgaron su vida hasta los que con un arte excepcional nos hicieron mirar la historia falseada de forma igualmente maravillosa. Por última vez: ¿Cómo puede ser la casi unanimidad en la defensa de una posición política cuándo eso no es así en la sociedad donde esas películas se filman? El peronismo siempre víctima, el peronismo siempre perseguido, el peronismo nunca responsable de nada malo, el peronismo siempre justificado, el peronismo ajeno a la corrupción y el deterioro de las instituciones. Los cineastas, por convicción, por cinismo o para obtener beneficios, eligen sumarse, los críticos y los periodistas lo dejan pasar mansamente. Más allá de la política, lo que sale más perjudicado es el cine. Y los espectadores, que ya se dieron cuenta hace rato de esto y les dan la espalda a estas películas elogiadas sin convicción. Las excepciones confirman la regla.
La película Unidad XV transcurre después del golpe de 1955, cuando el gobierno de Juan Domingo Perón es derrocado por la Revolución Libertadora. Los protagonistas de esta historia basada en hechos reales son John William Cooke (Rafael Spregelburd), Héctor Cámpora (Carlos Belloso), Jorge Antonio (Lautaro Delgado) y Guillermo Patricio Kelly (Diego Gentile) quienes son enviados a la Unidad XV de Río Gallegos. Estos cuatro personajes tienen grandes diferencias, peleas, discusiones ideológicas, pero finalmente buscan un plan en común para escaparse. Las interesantes contradicciones que podrían plantearse apenas se asoman en dos o tres líneas de diálogo. La forma en la que la película plasma todo esto parece hacer una referencia permanente a otras épocas del peronismo en Argentina, como la década del setenta o incluso la actualidad. La unión de estos cuatro personajes parece ser una bajada de línea acerca de las bondades de un peronismo unido. Si hay algo que la historia nos ha enseñado, que el peronismo es cualquier cosa meno unido, y que las diferencias internas han terminado en situaciones desastrosas para todo el país.
Pero no seamos tan exigentes y pensemos la película en términos puramente cinematográficos, como si no supiéramos nada de la historia pasada ni presente de Argentina. Ahí la cosa no mejora, para nada, porque a diferencia de otros relatos con los que podríamos vincular a Unidad XV como Crónica de una fuga o La noche de 12 años, el lenguaje del cine, la tensión del género cinematográfico no aparece. Los actores están particularmente acartonados y falsos, no logrando ni por un solo momento resultar creíbles o queribles o interesantes. Lo mismo para la puesta en escena y el guión. Seguramente la historia verdadera fue más apasionante y cinematográfica, pero acá nada de eso se ve. Unidad XV pasa a engrosar una larga lista de películas que intentan hacer del peronismo un tema recurrente del cine argentino, aunque muchos de estos films no sean vistos por nadie ni tampoco se preocupen por intentar plasmar todas las complejidades y puntos oscuros del tema elegido.