Un padre ausente, un adolescente introvertido con un hermano desaforado y un universo lleno de criaturas mitolológicas son los elementos que el realizador de Monsters University utiliza para construir una tragicomedia siempre fascinante desde lo visual y por momentos emotiva. Sin alcanzar las cumbres artísticas de la factoría Pixar (es menos sutil y sorprendente que otras películas previas de la misma compañía), se trata de todas formas de una más que digna y entretenida propuesta.
Desde que en noviembre de 1995 se estrenó en los Estados Unidos Toy Story ha pasado ya casi un cuarto de siglo. Durante ese período, Pixar estrenó 21 largometrajes (y muchos otros cortos) que marcaron a varias generaciones y elevaron mucho la vara artística dentro del masivo negocio de la animación.
En medio de varias secuelas (Buscando a Dory, Cars 3, Los Increíbles 2 y Toy Story 4) y de algunas valiosas historias originales (Intensa-mente y Coco), llega la película número 22 de la factoría, Unidos (Onward), que -si bien no se ubica entre las mejores propuestas del estudio- mantiene una calidad visual y una solvencia narrativa dignas de los pergaminos de Pixar.
El film de Dan Scanlon (Monsters University) tiene como protagonista (antihéroe) a Ian Lightfoot (Tom Holland en la versión original), un adolescente elfo que justo cumple 16 años. Tímido y solitario, este introvertido joven no se anima ni siquiera a invitar a su casa a alguno de sus compañeros de colegio, pese al entusiasmo que le ponen al asunto su hermano mayor Barley (Chris Pratt), que funciona casi como el opuesto complementario (desaforado, exagerado, caótico), y su bienintencionada pero poco convincente madre Laurel (Julia Louis-Dreyfus), que de manera paralela está tratando de rearmar su vida con una nueva pareja (un hilarante policía centauro llamado Colt Bronco al que le presta su voz Mel Rodriguez).
En un universo de personajes con sesgos mitológicos (además de elfos y centauros, hay gnomos, cíclopes, dragones, unicornios y monstruosas y divertidas criaturas como la Manticore de Octavia Spencer), el eje de este film lleno de rituales de iniciación y desventuras a bordo de una camioneta destartalada marcado por la pérdida, el dolor y la búsqueda de sanación y redención pasa por la falta del padre (no conviene adelantar demasiado pero a partir de un hecho mágico el progenitor tendrá una suerte de “resurrección”) y por cómo dos hermanos muy distintos entre sí pueden unirse y ayudarse en medio de la angustia, la añoranza, la tristeza y la decepción.
Agradable, vistosa, por momentos simpática y en otros emotiva, Unidos no logra sacarle del todo el jugo al universo fantástico que se ha construido alrededor de los personajes centrales. Y, en determinados pasajes, lo afectivo está articulado y desarrollado de forma un poco obvia, sin demasiadas sutilezas ni matices. De todas formas, esta historia pura y cristalina no defrauda. Como siempre, uno puede (y debe) exigirles más a quienes más nos han dado. Y, en ese sentido, Unidos no es todo lo extraordinaria que uno querría encontrar en el universo de Pixar. Dicho esto, no deja de ser un film para admirar y disfrutar.