Hablemos de standards. El standard narrativo, técnico y visual de “Pixar” es altísimo. Es casi imposible que una película de la firma no satisfaga al ojo, no entretenga (aunque este redactor opina que, últimamente, filmes como “Intensamente” no lo hacen), no genere memoria. Pero “Pixar” poseyó casi durante todo el cuarto de siglo desde su primer largometraje un altísimo standard en invención, que ha decaído notablemente en estos últimos años, quizás por absoluta lógica. “Unidos” es lo que Hitchcock llamaría “run for cover”, “ir a lo seguro” en una traducción libérrima. En un universo a lo Tolkien, la magia ha desaparecido y las criaturas fabulosas (elfos, dragones, centauros, etcétera) son demasiado cotidianos (los unicornios comen de tachos de basura, por ejemplo). Dos hermanos, uno joven y otro apenas adolescentes, tienen la posibilidad de ver por un día a su padre, fallecido, gracias a un artilugio mágico, pero las cosas no salen del todo bien y terminan en una “misión” viajando con la mitad inferior del progenitor. ¿Engorroso de contar? Sí, y también de ver: aunque hay ternura y emoción a reglamento, el guión no se decide entre la parodia y la lección de vida, y la pretendida “magia” se disuelve en un espectáculo de alta tecnología. Es decir, una película que, al lado de todo gran espectáculo de hoy, no pasa de ser... estándar.