LA EMOCIÓN HECHA IMAGEN
Al igual que Un gran dinosaurio, Monsters University o Valiente, Unidos parece estar destinada a integrar una especie de segunda selección de películas de Pixar, integrada por obras bastante subestimadas y hasta olvidadas a pesar de sus méritos y complejidades. Quizás sea por las superficies genéricas que utilizan: si aquellas recurrían como soportes al western, las narrativas infantiles, el ámbito estudiantil, las películas deportivas o los moldes de los cuentos clásicos de Disney, el film de Dan Scanlon apela a los relatos de fantasía, a los mitos y leyendas, pero también a la road-movie y la buddy-movie. Y ese posicionamiento genérico la termina colocando en un lugar problemático para mucho público y crítica cada vez más inclinado a la noción de que todo tiene que sonar “importante”. Y lo cierto es que Unidos tiene para decir muchas cosas relevantes, solo que elige caminos que ya no son habituales, algo que casi siempre suele hacer Pixar.
Es bastante patente que el cine de Steven Spielberg anda sobrevolando casi toda la historia de este film, situado en un universo donde las criaturas fantásticas –sirenas, elfos, centauros, etcétera- conviven en entornos típicamente urbanos donde la magia ha quedado prácticamente olvidada. Allí nos encontramos con dos hermanos que, luego de un hechizo algo fallido en el que su padre fallecido retorna a medias (solo se le ven las piernas), deben emprender una “cruzada” para poder obtener una piedra mágica y completar esa vuelta por un tiempo limitado. Pero si el realizador de ET siempre giró alrededor de los dilemas del conocimiento, la noción de lo tecnológico como factor deshumanizante y las figuras paternas ausentes, Unidos se permite incorporar otras capas a su narración: la aventura establece enlaces también con los cines de Robert Zemeckis y Joe Dante a partir de cómo piensa la magia, lo monstruoso, la interacción de mundos y lo temporal construyéndose desde el recorrido espacial y el marco social.
Sin embargo, donde Unidos establece una personalidad propia y termina emocionando de forma rotunda es a partir de cómo repiensa el cine de Pixar en general y el de Scanlon (quien venía de dirigir Monsters University) en particular. El hermano menor que es Ian Lightfoot, que va descubriendo sus poderes como hechicero sobre la marcha, es como un primo hermano del Remy de Ratatouille, el Arlo de Un gran dinosaurio, el Sullivan de Monsters University o el Woody de Toy Story–por citar apenas unos ejemplos-, que también emprende otro camino de descubrimiento, de aprendizaje sobre cómo esas personas que parecen opuestos en verdad terminan siendo alter egos. Paradójicamente, es desde ahí que la película encuentra una conexión inesperada con la obra de Spielberg, a partir de la capacidad para construir una multitud de significados, mensajes y resonancias con una sola secuencia, imagen o línea de diálogo.
Porque si Unidos es durante la mayor parte de su metraje una aventura irreprochablemente ejecutada, plagada de dinamismo y de una fluidez envidiable, es en los minutos finales que entrega un plano demoledor, donde el punto de vista, lo que no se escucha pero se intuye y la profundidad de campo son utilizados para estrujar el corazón con armas nobles. En apenas unos segundos, Scanlon toma la decisión perfecta y habla –sin decir nada, a pura sabiduría visual- sobre la pérdidas irreparables, los roles que asumimos casi inconscientemente en las historias (personales, familiares, históricas y hasta mitológicas) y las personas que nos forman en nuestras existencias, esos seudo padres sustitutos que están siempre ahí, al pie de cañón, incluso negándose a que los expulsemos de nuestras vidas.
Y ahí es donde uno tiene que detenerse y respirar, porque tiene que hacerse cargo de que está ante una película universal, de esas que interpela las experiencias íntimas, y no puede evitar recordar a los que ya no están y a los que permanecen, a los caminos recorridos, lo que queda por aprender, el camino recorrido y el que se presenta a futuro. Entonces las lágrimas asoman y son incontenibles. Esos malditos de Pixar vuelven a rompernos el corazón a puro cine y uno sabe que Unidos es una muestra más de esa visión humanista del estudio hecha a pura emoción.