ATAJA TODO LO QUE PUEDE
Leve, hasta casi rozar la insignificancia, el nuevo film de Gabriel Arregui (“Mataperros” y “El torcan”) retrata un treintañero solitario (Chino Darín), medio huraño, básico, hijo único y huérfano, que vive como puede en una casita de Quilmes y que tiene pocas diversiones: jugar al fútbol, ir a ver a Quilmes y salir cada tanto con su amigo Bigote. Y en una de esas salidas conoce a ella. Y habrá flechazo, besos, convivencia. Pero ni ella altera la rutina de este solitario medio desganado. Hasta que la convivencia empieza a pasarles facturas. Como mucho film nacional de estos días, la historia da más para un corto que para un largo. Cine contemplativo, con poca carnadura argumental, mínimo y moroso. Pero vale la búsqueda de Arregui, sus exiguos trucos para darle otro aire a la historia. El film podría haber llegado más lejos si el libro se hubiera animado a explorar algunas ideas apenas insinuadas: la despersonalización, la soledad, el temor al amor, la violencia, siempre tan a mano. Pero llegó hasta donde quiso. Eso sí, es casi un unipersonal del Chino Darín, que aquí, ama, extraña, piensa, sufre y ataja .