El cuento del tío
Sebastián Oviedo (Luciano Cáceres) es un arquitecto porteño en plena crisis -su novia, a quien nunca vemos pero sí escuchamos por teléfono (la voz de Gloria Carrá) le ha pedido tomarse un tiempo sin él- que, fruto del azar, terminará en medio de un pueblo aislado y gris. Allí, se topará de inmediato con una niña que resulta ser nada menos que su sobrina (el padre, o sea su hermano, se ha suicidado tras perder la posesión de una posada apostando en un juego de cartas). Nuestro antihéroe deberá lidiar entonces con las necesidades de la preadolescente (Camila Fiardi Mazza) y también con la amenaza de una suerte de capomafia local (Carlos Belloso), que es quien se ha quedado con el título del hotel.
Por esos extraños caminos transita esta ópera prima de Dieguillo Fernández, una propuesta que pendula entre un arranque ligado al thriller fantástico y un desarrollo más cercano el drama familiar, para finalmente coquetear con el western (duelo de cuchilleros incluído).
El realizador es bastante virtuoso en la puesta de escena (aunque parece demasiado "enamorado" de los planos-detalle y de los ojos de Cáceres) y consigue algunos climas bastante interesantes y perturbadores. Sin embargo, el film no alcanza la fluidez, la concisión y la potencia necesarias debido a las múltiples derivaciones de la trama (no siempre del todo justificadas) y a ciertos desniveles en la dirección de actores (Cáceres y Mazza lucen bastante inexpresivos, mientras que Belloso está desbocado).
El buen aprovechamiento de las locaciones, la solidez técnica de la producción y los apuntados atributos (en términos estéticos y narrativos) de Dieguillo Fernández hacen de Uno -aun con sus desniveles e incoherencias- un film atendible. Habrá que esperar sus próximos trabajos para que el talento que evidentemente posee se consoliden a partir de un guión y un elenco de mayor solidez.