Uno

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

El infierno grande

Las fantasías en torno a los pueblos chicos y los paisajes desolados y su elección como escenario de dramas e intrigas es recurrente en el cine argentino. Ahora es el turno de “Uno”, con la presencia de Luciano Cáceres en el rol protagónico. El actor encara un personaje opuesto al que tuvo a su cargo en “Graduados” y le da vida a un arquitecto en crisis con su pareja. Para darle aire a la situación decide tomarse unos días, sólo para terminar con el azar poniendo a prueba su fortaleza. Todo comienza cuando en medio de la pausa en su viaje tiene un encuentro casual con una intrigante adolescente que da vuelta su vida que tiene una extraña convicción: ella cree que es una especie de enviado divino que llega para salvarla de los conflictos que amenazan su corta vida. Como resultado de ese encuentro el hombre pierde el colectivo y queda enredado en una maraña argumental con dos mujeres, un cura y una suerte de caudillo. En su opera prima, Dieguillo Fernández encara una ambiciosa propuesta que vira del clima de suspenso con pinceladas de policial, a un drama donde se ponen en juego las necesidades personales, las manipulaciones y las ambiciones con suerte diversa, pero que rescata el costado humano de algunos personajes.