Por más secuelas así Hace ocho años, el trío autoral compuesto por Santiago Giralt, Tamae Garateguy y Camila Toker presentaron un diagnóstico de época con Upa! Una película argentina (2007), mostrando de manera paródica los vicios del denominado Nuevo Nuevo Cine Argentino. Hoy vuelven recargados, con una interesante vuelta de tuerca sobre el universo del cine nacional independiente, ahora seudo industrializado. Dicen que las secuelas nunca fueron buenas, y en Argentina menos. No hay una tradición de ellas y cuesta encontrar la manera de contar lo mismo otra vez sin perder novedad y, sobre todo en este caso, gracia. Pero UPA 2 El Regreso es un interesante ejemplo de cómo reinventarse y salir al ruedo nuevamente. Claro que los vicios del cine independiente nacional no sólo no desaparecieron, sino que se acrecentaron en algunos casos. He aquí la muestra de ello. Estamos en la entrega de premios del BAFICI, y los mismos personajes que intentaron hacer una película independiente en 2007 (no terminada por conflictos de egos, excentricidades y ambiciones desmedidas), hoy son realizadores consagrados individualmente (en el micro mundo festivalero claro) y en la fiesta de cierre de dicho evento, con falsos elogios mediante, deciden culminar el proyecto en común. Aparecen inversores extranjeros, y la película adquiere otras dimensiones más “genéricas” definiéndose como una mezcla entre Gritos y susurros (Viskningar och rop, 1972) y Terminator (1984) pero con vampiros. Los convocados para esta secuela además del trío que escribe, dirige y actúa, son Nancy Dupláa, componiendo una diva insoportable, y Martín Slipak, que interpreta un actor estrella que entrega los mejores momentos de la película. Además están Marcelo Panozzo, director actual del BAFICI y Diego Lerer como uno de los jurados. En fin, no se salva nadie de esta parodia auto conciente, todos se prestan para hacer de sí mismos y reírse de los lugares comunes transitados. Filmada con cámara en mano al mejor estilo “detrás de escena”, UPA 2 El Regreso divide la acción por montaje paralelo para narrar de forma fragmentada la psiquis de cada personaje. El ambiente descabellado de rodaje, problemas de ego que se reiteran, y las insólitas excentricidades de cada uno, generan algunos lapsos tan geniales como desopilantes para así englobar un nuevo y divertido diagnóstico de época.
El mismo trío creativo que en el 2007 realizo con talento Upa! Una película, esta de regreso con renovadas energías y una mirada de humor negrísimo sobre el mundillo de nuestro cine. Ese cine independiente que mostró antes, ahora esta supuestamente industrializado, premiado, consagrados, siempre en los límites de su propio microcosmos. Sin embargo los vicios se acrecentaron, los delirios de grandeza se ponen mas evidente, las mentiras son más crueles y el juego de las vanidades se funde en una hoguera cada vez más grande alimentada en egos del tamaño de una montaña. Como si fueron divos de Hollywood sin percatarse donde estamos y en que realidad vivimos, con la intensión de hacer una película que oscila entre “Gritos y susurros” y “Terminator”, con productores que desaparecen, asistentes que se rebelan, camarines que son baños o rincones infectos, escenografías reducidas a telones. Nadie se percata de una realidad porque ante sus ojos solo tienen la imagen de lo que “creen ser”. Con la participación de periodistas y directores en precisos cameos, Santiago Giralt, Tamae Garateguy y Camila Toker nos regalan regocijo y ojo critico. Se lucen Nancy Duplaa y Martin Slipak.
En 2007, Santiago Giralt, Tamae Garateguy y Camila Toker -quienes todavía eran tres jóvenes que estaban empezando a incursionar en el mundo del cine- decidieron hacer un largometraje que satirizara el por entonces muy en auge Nuevo Cine Argentino, con su arrogancia y estilo contemplativo. Así salió UPA: Una Película Argentina, que generó un culto instantáneo entre cineastas y cinéfilos locales. Luego sus responsables se dedicaron a proyectos propios, también de notable calidad, siendo Toker quien recientemente debutó como directora de La Muerte de Marga Maier (2017). Pero hace unos años, siempre en plan independiente, se juntaron para crear la segunda parte de aquel divertido y agudo film. En UPA 2: El Regreso (2015) los mismos protagonistas de la película anterior (encarnados por los mismos directores, pero haciendo personajes de ficción) se reúnen años después luego de aquella fatídica experiencia y deciden filmar un nuevo proyecto juntos. Piensan que ahora, cada uno con más experiencia, podrán concretar el tan anhelado y ambicioso largometraje que supuestamente los llenará de premios y prestigio en el ámbito del cine indie. Si bien las primeras reuniones son prometedoras, los problemas del pasado no tardarán en volver y se les sumarán nuevos y terribles inconvenientes. Toker, Giralt y Garateguy vuelven a recurrir al estilo de cámara en mano, como si se tratara de un documental, y una vez más, cuando les toca aparecer en pantalla, se nota que la pasan bien y están comprometidos con su flamante opus. Esta nueva, ácida y divertida mezcla de realidad y ficción también tiene como ingredientes las participaciones de Martín Slipak y de Nancy Duplaá encarnando a versiones estereotipadas de sí mismos, así como cameos de cineastas del calibre de Ariel Winograd. UPA 2: El Regreso es una nueva paliza a los cineastas pretenciosos y snobs, y una muestra de cómo los propios egos (en el mundo del cine y en cualquier otro) pueden poner en peligro una relación de trabajo y amistad. Además, deja con ganas de seguir los pasos de este particular trío. ¿Cuáles serán sus próximos horizontes?
Una segunda oportunidad. La característica más destacable de Upa! 2 - El regreso es la misma que marcaba a fuego a su antecesora, Upa! Una película argentina: las ganas de divertirse de los realizadores/guionistas/actores. Claro que en medio del puente que une a ambas han corrido muchos litros de agua: Santiago Giralt ha firmado casi media docena de títulos, Tamae Garateguy dirigió dos películas y tiene una tercera en preproducción y Camila Toker acaba de debutar con su primer largometraje en solitario. Los chicos crecieron y ya no son los mismos que ganaron el premio a Mejor Película en el Bafici 2007. O quizá sí lo sean, a juzgar por el creciente desparpajo de su inesperada secuela. Los mismos personajes de ficción que intentaban en aquel entonces llevar por buen camino, aunque sin demasiado éxito, un proyecto cinematográfico, vuelven a encontrarse casi una década más tarde con intenciones similares. Así sean alter egos, proyecciones más o menos basadas en la realidad o simples criaturas creadas por la imaginación, el trío de director, productora y actriz encarnados respectivamente por Giralt, Garateguy y Toker vuelve a la carga. Y recargado. La Upa! seminal -que disfrutará de un reestreno en un par de semanas- fue leída en su momento como una poco velada sátira al mundillo del cine independiente local. Y algo de eso había en la descripción de tipologías y casos testigo que tensaban la historia. Pero, así como El crítico de Hernán Guerschuny es una comedia romántica tradicional oculta debajo de un chasis narrativo que ambiciona recrear un oficio a partir de lugares comunes que circulan alrededor de él, la película del trío amputaba cualquier disquisición sociológica a partir del trazo grueso y el tono de estudiantina que siempre amagaba con asomar la cabeza. Algo similar ocurre con la parte dos, que además elimina la carga dramática de la primera parte, su pathos de jóvenes a punto de dar el salto. Y a mucha honra: la hipérbole, el grotesco, es absolutamente consciente, más un punto de partida estético que un desliz de dibujante de aguafuertes en un mal día. El director que quiere levantarse a toda costa a la joven promesa actoral (Martín Slipak), la productora que consigue financiación europea sin caer en la cuenta de que se trata de un deshonroso fiasco, la actriz independiente pero prestigiosa que ha adquirido todas las características de la diva más rancia, son puntos de partida muy poco naturalistas. Upa! 2 arranca en un ámbito conocido con figuras reales interpretando versiones alternativas de sí mismas: la ceremonia final de un Bafici, Marcelo Panozzo como director de ese festival, el crítico Diego Lerer participando en uno de los jurados. Ocasión ideal para el reencuentro de los personajes que, vinos gratis de cóctel mediante, deciden darse una segunda oportunidad y volver a hacer algo juntos. En algún momento de las preparaciones de ese pretencioso proyecto, que va convirtiéndose en un espejismo donde nadie ve reflejado su propio ridículo, se suma a la ecuación Nancy Dupláa, encarnando una versión estilizada y absurda de sí misma: una actriz popular de la tevé interesada en actuar para “los chicos” en una peli indie. A partir de ese momento y desde el primer día de rodaje, celos, envidias, egos desproporcionados y caprichos marcan el paso del desastre inminente. En sus mejores momentos, la película logra sortear los riesgos del sketch autocomplaciente y dibuja una pintura en la cual los creadores parecen querer exorcizar sus miedos, excesos y tics más personales. No siempre lo logran, pero la buena noticia es que lo hacen con humor y sin una gota de mala leche.
UPA! 2: El regreso, de Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker Por Hugo F. Sánchez Hace algunos años en un país muy lejano, existió algo que se etiquetó como Nuevo Cine Argentino (NCA), una denominación que se acuñó a partir de la irrupción de un potente grupo de películas realizadas por un puñado de cineastas jóvenes que revitalizaron el alicaído panorama local con temáticas diferentes, propuestas arriesgas y una vitalidad sorprendente. Con el tiempo aquellos realizadores generaron su propio universo -productoras, festivales afines, críticos ídem, etc.- y en pleno auge del movimiento se estrenó UPA! Una película argentina (2007), una ácida y divertida parodia sobre el mundillo en cuestión, en donde los egos, la cuestión de la financiación externa y cierto costado snob del NCA -temas que estaban en plena discusión por aquella época- eran abordados con ferocidad por Santiago Giralt, Camila Toker, Tamae Garateguy y Eva Bär. Lo cierto es que más allá de las exageraciones y desprolijidades, el film hizo ruido dentro de los limitadísimos límites del cine argentino. Diez años después llega a los cines UPA! 2: El regreso, otra vez con Giralt, Toker y Garateguy (sin Bär) asumiendo el doble rol de directores y protagonistas del relato, que los muestra más grandes, más pedantes, más maliciosos y definitivamente más miserables. Si en la primera según su propia mirada condescendiente Giralt era el artista que daría que hablar en el futuro y que trataba de estar a la altura, con un Works in Progress que tenía como horizonte nada menos que la obra de Ingmar Bergman, diez años después finalmente se concreta la posibilidad de hacer la película, pero claro, también para Toker y Garateguy pasó una década y ambas, una como actriz y la otra como productora, tratan de sobrevivir en el necio acotado del cine nacional, en donde parece que nada cambió demasiado. El cuadro se completa con el ingreso al proyecto de Nancy Dupláa en plan diva y Martín Slipak como el actor del momento, ambos ajustados y dispuestos a dejarse llevar por el planteo irónico del relato. Y no es un dato menor que el Bafici sea una parte central de la trama -con el ex director de la muestra Marcelo Panozzo y el crítico Diego Lerer incluidos-, teniendo en cuenta que el festival fue un factor innegable a la hora de validar al NCA. Aún cuando ya no cuenta con el factor sorpresa, UPA! 2: El regreso mantiene la ferocidad de su predecesora y transita el mismo camino, para diagnosticar que incluso cuando el término NCA ya está perimido, las taras, las agachadas y la burbuja del críptico mundo del cine local independiente siguen siendo las mismas. UPA! 2: EL REGRESO UPA! 2: El regreso. Argentina, 2015. Guión y dirección: Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker. Intérpretes: Tamae Garateguy, Santiago Giralt, Camila Toker. Martín Slipak, Nancy Dupláa. Fotografía: Connie Martin y Nacho Aveillé. Música: Emisor. Edición: Andrés Quaranta y Wenchi Bonelli. Dirección de arte: Laura Felgueras. Sonido: Guillermo Picco y Pablo Gamberg. Duración: 80 minutos.
En general, las segundas partes no son buenas. UPA 2 (Una película argentina 2) es una excepción: la mirada irreverente, crítica y desopilante sobre el mundo del cine nacional y los vicios de actores y directores es brillante. Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker escribieron y dirigieron un largometraje en el que actúan junto a Nancy Duplaa y Martin Slipak, entre otros intérpretes que encarnan a actores con sus mismos nombres. Los egos, la falta de recursos económicos, la sexualidad, la ridiculez, la improvisación y la hipocresía de este universo artístico está contada con un guión pletórico de humor y un ritmo que nunca decae. Un ejemplo de la verdadera buena comedia argentina.
A dos años de su estreno en el BAFICI finalmente se lanza en el Gaumont esta satírica secuela. Además, el film original de 2007 se reestrenará en esa misma sala en pocos días más en una copia remasterizada. UPA! 2: El regreso es la secuela de la película de Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker que en 2007 ganó la Competencia Argentina del BAFICI con su satírica mirada a las miserias, los egos, las taras y los clichés del ambiente del cine indie nacional. Ocho años después, el trío vuelve con una propuesta de similar tono paródico que arranca en una imaginaria edición del BAFICI (deliberación de un jurado en el que participa el colega Diego Lerer; entrega de premios encabezada por el mismísimo Marcelo Panozzo, por entonces director del festival porteño; y enfrentamientos velados y no tanto entre realizadores y actores) para luego derivar hacia el rodaje de una película (dirigida en la ficción por Giralt) en el que se amplificarán aún más la lucha de poder y de narcisismos. UPA! 2: El regreso se sigue con una sonrisa casi permanente y algunas carcajadas cuando se vuelve más punzante y despiadada, aunque también hay momentos en que las peleas a gritos generan más confusión e irritación que disfrute. La propia Camila Toker, Martín Slipak y una muy desprejuiciada Nancy Dupláa son los principales intérpretes del rodaje dentro del rodaje para este bienvenido regreso de “los chicos del cine independiente”.
El regreso: ambiciones, miserias y frivolidades indie Diez años después del estreno de UPA! Una película argentina, ganadora de la competencia nacional del Bafici 2007, llega a las salas una nueva comedia de enredos cinematográficos con muchos puntos de contacto con su predecesora y una figura de la televisión, Nancy Dupláa, como generosa cómplice. El film parece funcionar en dos direcciones: primero como celebración por el aniversario redondo y luego como cáustica advertencia de que las cosas no han cambiado tanto en cierta zona del cine independiente argentino, cuyo catálogo de frivolidades, malentendidos, ambiciones desmedidas y pequeñas miserias es enfocado con gracia y pícara malicia por el trío de realizadores y protagonistas del film. En algunos tramos la historia se vuelve reiterativa, pero en otros su ligereza y su refinada ironía logran que levante vuelo. Casi siempre esos aciertos dependen de la pasta de comediantes que tienen Camila Toker y Santiago Giralt, que iluminan las escenas en las que aparecen. Como bien declaran en un breve manifiesto, "Upa! es la capacidad de hacer el ridículo y reírse de uno mismo sin red; es cine de expresión, antiacadémico, antidogmático". Más que un ojo riguroso y un actitud solemne, se podría agregar, lo que exige esta película festiva es voluntad para acompañarla en su plan decididamente lúdico.
Años después de la primera entrega, los “locos” lindos del cine independiente vuelven recargados para seguir desnudando el detrás de escena y los pormenores de la producción cinematográfica autóctona. Suman a dos “divos” (Nancy Duplaá, Martín Slipak) y nuevos delirios, convirtiendo no sólo a la película en una ráfaga fresca en la pantalla (en medio de tanta pálida y situación complicada de la industria) que además permite reflexionar y vernos reflejados en ella durante toda su narración.
Parodialandia Simplemente hay que agudizar la mirada y ver en perspectiva si es que cambiaron o no las cosas cuando allá por 2007 se estrenaba en el Bafici UPA, Una Película Argentina, comedia y sátira pergeñada por Tamae Garateguy, Santiago Giralt, Camila Toker, acompañados por Eva Baar (no forma parte de este nuevo opus), donde el humor corrosivo y la ironía reflejaban un estado de efervescencia e incertidumbre que atravesaba el llamado Nuevo Cine Argentino. Lo que estaba en juego en aquella película, protagonizada por un director que soñaba con su película seria, una productora y la actriz, era llevar a un estado paroxístico los vicios de un cine argentino independiente, festivalero y ombliguista, sin dejar de lado el contrapunto con la guerra de egos y celos, todo eso revestido de humor ácido y ciertos apuntes reflexivos acerca del proceso de producción y los modos de llevar a cabo los proyectos. Pasó casi una década de esa novedad y en UPA 2, el regreso (2015) cada uno de los personajes continúa con la misma ambición y ganas de hacer cine, pero más precisamente conseguir financiación europea para una película pretenciosa, con un actor importante como Martín Slipak -tal vez el más prometedor dentro de la nueva camada de actores jóvenes argentinos- y la popular actriz Nancy Duplaa, ligada a la televisión y a un cine alejado del ámbito independiente, quien por solidaridad se suma al proyecto en plan de auto parodia. Los dardos venenosos esta vez apuntan directamente a otro blanco, dividido entre el mundillo de actores, directores y críticos, mientras que el rodaje del film es el pretexto para exponer los inconvenientes de una producción con escasos presupuestos y donde la falta de rumbo se contagia con el caos interno del set, así como las peleas entre los propios involucrados donde se lleva todo el crédito Martín Slipak, sin lugar a dudas el más expuesto en el amplio sentido del término. Desde el punto de vista del guión debe decirse que el relato encuentra sus cauces de timing, su espacio para introducir chistes verbales y físicos, aunque por momentos pierda cierta cohesión narrativamente hablando y sobre todo en la parte final. No obstante, como secuela y propuesta paródica de fuerte acento local, UPA 2, el regreso mantiene su nivel y seguramente encuentre su público, como ya lo demostrara en 2007.
Las películas que vuelven más locos – en el sentido más radical del término- a los cinéfilos son las que proponen una revisión del propio cine: los chascarrillos simbólicos sobre el séptimo arte, siempre son una fija que proporcionan risotadas entre la multitud cinéfila. Las referencias al cine – las alusiones a directores dentro de la trama nos enloquecen- proporcionan aires de complicidad con un espectador comprometido y fanático. Para el público que gusta del making off de la industria les recomendamos UPA 2! El regreso, secuela de la gran UPA! (Una película Argentina). Pero para hablar de la segunda, hay que empezar por la primera: UPA! gira en torno a la histeria, la inocencia y la energía de tres jóvenes directores – Camila Toker, Santiago Giralt y Tamae Garateguy- que parodian las forma de filmar en el Nuevo Cine Argentino. La historia, que transcurre en un set de filmación, ironiza – por momentos se vuelve un tanto snob- sobre cómo y cuán complicado es rodar una película quickly. Bueno, con esa misma dinámica y comicidad y hasta se podría decir con una actitud RECARGADA, vuelve este trío memorable: la locura desopilante de UPA! se potencia por las mañas de la edad, la contemporaneidad con los protagonistas atrapa a la muchachada treintañera. Los directores toman la misma patraña: la película empieza con una caricatura acerca de la premiación del BAFICI y sobre cómo los jurados deciden y problemizan sobre cuál será la película ganadora, los chistes internos y algunos clichés llevados al límite propician un comienzo gracioso. El “reencuentro” para filmar una película inédita encuentra a los muchachos en diversas situaciones cotidianas (muy graciosas, por cierto). Toker se convirtió en una especie de Yoda – maestra Zen- que no puede dejar su divismo de lado y que es más mala que la piel de judas; Garateguy con su color de pelo intenso – intensísimo- muestra sus garra de productora, bastante romántica; Santiago Giralt, en estado de celo constante, persigue y le quiere dar al “pibe” lindo y sexy Martín Slipak (la escena del brote de Slipak es lo mejor de UPA 2!), y en el medio una desopilante Nancy Duplaa – que genial que es- que interviene en la historia. Todos quieren volver a un set de filmación y llevar a cabo esa extinta película que alguna vez soñaron hacer. Nota al pie: En un alto en el MDQFEST del año 2015 entrevisté a Slipak quien sintetiza el alma de la película: “UPA 2! fue muy enriquecedor porque es un proyecto casi de creación colectiva. Si bien lo guían y lo van armando estos tres directores: Giralt, Garateguy y Toker, uno puede proponer muchísimo, porque la mayoría de las escenas son improvisadas. Uno tira una idea, se ensaya, se toman algunas cosas de esa improvisación y se graba. También hay libertad de proponer líneas del personaje. En UPA 2! la rockeamos y creamos con anarquía”.
Como la mayoría de las segundas partes, Upa 2! El regreso debe seducir a por lo menos dos clases de espectadores: una audiencia que no vio la primera película –en este caso la Upa! filmada en 2006– y el público que sí la vio y, según el caso, espera una secuela superadora, igual o peor. El reencuentro con esta porción de conocedores representa un desafío considerable porque existe el riesgo de perder admiradores y por lo tanto sumar detractores, para colmo despechados. Por suerte Santiago Giralt, Tamae Garateguy y Camila Toker supieron enfrentarlo con inteligencia. La Upa! original ganó en 2007 el primer premio de la competencia oficial de largometrajes argentinos del noveno Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. Justo en este contexto consagratorio arranca la crónica del regreso anunciado por el título del nuevo film, y protagonizado por los mismos realizadores indies que los tres autores encarnan con intención (auto)paródica. La primera broma de Giralt, Garateguy y Toker gira en torno al BAFICI, institución amiga en la vida real pero sometida a los dardos que la ficción lanza contra los “chicos del cine independiente”, ahora creciditos y sin embargo tan inmaduros –léase pretenciosos, mediocres, arrogantes– como nueve años atrás. Las demás humoradas son producto de una fórmula similar a la utilizada en 2006: parodiar las taras de guionistas, directores, actores que se consideran artistas iluminados mediante la recreación de una filmación condenada al fracaso y la convocatoria a figuras dispuestas a tomarse el pelo (Nancy Dupláa, Nahuel Mutti, Martín Slipak, el director Ariel Winograd, el crítico Diego Lerer se prestaron al juego de Upa 2! así como Gloria Carrá y Daniel Fanego al de la primera Upa!). Si bien retoma la fórmula del largometraje original, el trío autoral evita caer en la mera repetición. De ahí la atinada caracterización de los protagonistas conforme al paso de los años y la decisión de redoblar la apuesta satírica en torno a los referentes consagrados. En este punto cabe destacar la buena predisposición de Dupláa y Slipak. Un recorrido rápido por Internet no arroja registros de que Upa 2! haya desencantado a los admiradores de la precursora. En cambio encontramos este texto donde el crítico Diego Papic no sólo elogia la secuela sino que relativiza los reparos expresados ante la película de 2006. Estas constataciones invitan a imaginar que el nuevo largometraje de Giralt, Garateguy y Toker también seducirá a una buena porción de público virgen. Los (ya no tan) chicos del cine independientes desembarcaron el jueves pasado en el Gaumont. Hasta el miércoles 19 de julio, su regreso con gloria se proyecta a las 15:20 y a las 21:20.
CAMBIAR PARA CRECER En 2007 UPA!, de Tamae Garateguy, Santiago Giralt y Camila Toker, fue una pequeña revolución, o al menos cobró relevancia por tener la singularidad de apelar a la comedia y de parodiar a un ambiente solemne con pocas ganas de reírse de sí mismo. Sin embargo, vamos a decir que no recordamos con tanto cariño aquella primera parte como seguramente vamos a recordar esta secuela, que consigue pulir viejos defectos y delinear nuevas cualidades, escapándole a la arbitrariedad que podía insinuar una continuación. El primer gran acierto de la triada de realizadores es cambiar un poco el punto vista: si la primera parte se detenía demasiado en denunciar condiciones de filmación o contenía algún momento explosivo de violencia sin timing, en UPA! 2: El regreso el planteo es casi todo lo contrario. De hecho, la película es una suma de ritmo siempre trepidante y a la vez una escalada de tensión y risa pocas veces logradas en una comedia nacional, a partir de un trabajo que puede parecer caótico, pero es en verdad muy preciso. La anarquía que crea el film está planeada, buscada y ejecutada con suma fluidez. Así, UPA! 2 está construida de tal manera que todo lo que suma funciona por acumulación, como el cameo de Marcelo Panozzo, las participaciones de Nancy Dupláa y Martín Slipak, y las inclusiones de imágenes del Festival de Mar del Plata. Es gratificante poder enumerar una serie de cosas que están bien en una película, pero si reducimos todo a unas pocas palabras, en UPA! 2: El regreso debemos subrayar la absoluta autoconciencia con la que trabajan los realizadores y su capacidad para reinterpretar, ampliar y mejorar la película que pensaron originalmente hace ocho años. Gente que ha entendido que crecer es querer entretener, llevando ese aprendizaje a la práctica de manera totalmente productiva.