Un chico especial
Mel Gibson vuelve a estar en una película de acción y lo hace de la mejor manera. Rememorando lo mejor de su filmografía, uno puede disfrutar de como el dinero, la venganza y la codicia pueden motivar todo tipo de sucesos en una sórdida cárcel mexicana.
El gran fuerte de "Vacaciones explosivas" reside en lograr crear un relato dinámico con mucha acción y enredos. Mel Gibson personifica a un hábil manipulador quien desde el comienzo de película se mueve con inteligencia y estilo en un ambiente muy hostil hacia su presencia. Conoce las leyes de su oficio y enseguida reconoce el tipo de persona al cual debe manipular. Todo el armado de sus acciones dentro de la cárcel es impecable.
Incluso la introducción de una amistad con un prisionero de 10 años y luego un romance con la madre son trabajados con oficio. Es notable ver como los vínculos se van afianzando cada vez más y sin notarlo los objetivos de Mel gibson pasan de escapar de la cárcel a salvar la vida del chico.
Por otro lado el presidio cumple un rol protagónico en la trama. Cada escena y cuadro logran retratar un sitio excitante y peligroso donde todo es posible. Realmente el espectador se encuentra ante un mundo paralelo donde el protagonista vive constantemente expuesto a los deseos de los capataces de la prisión.
El gran y único problema de la película se presenta en el exterior de la cárcel. Allí se narra una historia completamente diferente que debilita el gran atractivo que representaba ese pueblo enrejado. Si bien los sucesos derivados en el exterior no son decididamente malos, desvían al protagonista de sus valores más humanos y crean a un ser ya invencible donde nos hace preguntarnos como fue que sus planes fracasaron en un primer lugar.
Sin lugar a dudas, "Vacaciones explosivas" es una entretenida película de acción, pero como en toda gran historia el final debe ser lo más importante y si este resulta poco convincente todo lo construido se derrumba fácilmente.