Un héroe que no se despeina
Un ladrón huye junto a un cómplice herido de muerte en una alocada carrera por la frontera que separa a los Estados Unidos de México. Driver (Mel Gibson) es el conductor de un automóvil que es perseguido por una patrulla yanqui que lo acosa, hasta que cruza el límite que separa los dos países del norte y queda varado en México, con una fortuna en su auto y la policía azteca esperándolo.
De ese modo el fugitivo termina con sus huesos en El Pueblito, una extraña prisión en la que algunos de los reclusos viven con sus familias formando una aldea de prisioneros. Allí Driver conoce a un niño que se convertirá en su amigo y lo acompañará en una aventura que se interna por sinuosos caminos que alternan entre el drama, la parodia y la comedia, dejando al filme casi huérfano de género.
Desde un título traducido con más antojo que precisión (¿quién puede irse de vacaciones a una cárcel?), hasta la inversión del paradigma "policía bueno-ladrón malo", la película resulta tan poco creíble como la posibilidad de que un norteamericano sobreviva, con elegancia y sin despeinarse, en una cárcel del actual México fronterizo, donde la vida humana carece de valor.