El cine podría ser un cúmulo de cosas. Si lo equiparamos de una forma verbalmente sencilla
llegaría a decir que es un viaje mágico, entonces Valerian y la ciudad de los mil planetas sería una
de esas fantásticas travesías jamás vista e imaginada.
Dentro de la filmografía de Luc Besson encontramos Azul profundo (Le Grand Bleu 1988), Nikita
(1990), El Perfecto Asesino (Léon 1994), El quinto elemento (1997), entre tantas otras.
De alguna manera fue de la mano de este genial director de cine (también guionista, escritor y
productor francés) que terminé de descubrir el enorme valor de la ubicación de la cámara en el
cuadro. El compromiso que se asume. Qué mostrar, qué no y por qué. Cómo llegar a conmover con
esa arma que no dispara balas, pero desnuda una verdad. Y qué bien utilizada, arrebata hasta la
emoción.
Y me pregunto hasta dónde llega la mente o la capacidad del hombre para imaginar esos
escenarios, esos personajes, y esta historia futurista… apasionante. Dos agentes especiales
(Valerian y Laureline) designados a una misión en Alpha, como disparador que nos lleva a colonizar
una galaxia llena de nuevas sensaciones.
Deslumbrante largometraje que tiene todo, aventuras, ciencia ficción, romance. Son 137 minutos
de duración que te vuelan literalmente la cabeza. Sin lugar a duda entra por el portal de las
imperdibles. Animáte a este vuelo, te aseguro que no te vas a arrepentir.