Valerian es una novela gráfica francesa que se cree fue la inspiración de George Lucas para crear el universo Star Wars y decrítica de Valerian James Cameron para crear el mundo de Avatar. Luc Besson (director de Nikita y El Perfecto Asesino), cumple un sueño de la niñez con esta adaptación cinematográfica, pero no puede evitar entregar una gran bolsa de caramelo visual sin riqueza alguna en el desarrollo de sus personajes.
Caramelo Visual, pero no Narrativo:
Estamos en el siglo 28 y la estación espacial Alpha es hogar de miles de especies a lo largo del universo. Una fuerza oscura amenaza su existencia, por lo que los agentes militares Valerian y Laureline tienen la misión de detenerla, ya que no se trata sólo de una amenaza a la estación sino hacia todo el universo.
El guion parece empecinado en ilustrar la diplomacia y el nivel de detalle en los universos, mientras que los desarrollos narrativos y de personaje son desaprovechados, cuando no descuidados. El ritmo se llega a volver muy cansino, haciendo que los 140 minutos se sientan como más. Incluso las escenas de acción no sorprenden ni generan tensión como se prometía en los trailers.
La química entre los personajes nunca queda del todo clara, y menos aún el nivel de confianza mutua que hay en su relación. Esto trae como resultado una tensión romántica que no suscita interés alguno, ni siquiera cuando tratan de trasladarlo al plano emocional (forzadamente, desde luego).
También hay un intento endeble de establecer el amor y el perdón como temática, pero la primera es mencionada una vez y nunca más, mientras que la segunda aparece convenientemente para explicar con su carencia la falla de carácter de la raza humana.
No obstante, a pesar de todas estas reservas, encuentro una cualidad a favor: durante el inicio de la película, fue todo un acierto el explicar siglos de diplomacia interplanetaria en unos pocos minutos, exclusivamente a través de las imágenes y sin otro dialogo o sonido que Space Oddity de David Bowie.
En el apartado técnico, debo reconocer que la película es visualmente sobresaliente tanto en la dirección de arte, la fotografía y los efectos visuales, aunque si estos no complementan a la historia parece que están ahí para tapar carencias narrativas.
En el apartado actoral, Dane DeHaan no consigue convencer; Cara Delevingne se prueba más natural y fresca que en otros trabajos; Clive Owen está prolijo en el poco tiempo que aparece. Rihanna aporta la cuota necesaria de pop con su baile sensual, pero una vez pasado esto intenta entregar un comic relief que no termina de cerrar o de emocionar. Ethan Hawke provee un cameo como presentador que no pincha ni corta: se trata de un personaje que, en el guión, no tiene ni la presencia ni las palabras para justificar el carisma de una celebridad en ese papel.
Conclusión:
Más empecinada en hacer gala del arsenal visual a su disposición que en conseguir la comunión del espectador con los personajes, Valerian acaba por probarse como un denso desacierto narrativo. Una propuesta que no se muestra a la altura de sus intenciones, por más nobles e innovadoras que nos las quieran vender.