Valiente

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Hasta hace poco, Pixar era sinónimo de excelencia. Excepcional técnica digital, formidables guiones... una máquina de generar clásicos y tanques de taquilla. Pero algunas piezas se deben haber desplazado en el tablero - léase, creativos de porte que se van, u otros de menor calidad que llegan en reemplazo-, o bien la todo poderosa subsidiaria de la Disney ha entrado en la meseta de desgaste por la cual pasan todos los genios... como sea, lo cierto es que los últimos títulos de Pixar vienen flojos, y Valiente no hace más que confirmar el punto. Mientras que la animación es sobresaliente, el libreto deja mucho que desear, ya que la historia se vuelve confusa, dispersa y - lo más increíble de todo - bastante violenta para ser un producto orientado al público infantil. Da la impresión que el libreto comenzó con una idea, después el guionista se perdió en el camino y terminó rumbeando para cualquier lado, ya que el final dista bastante de ser satisfactorio. Bien se puede poner a Valiente al lado de Cars 2 como los títulos más opacos de la historia de Pixar.

La cosa viene de fantasía medieval, con princesa rebelde y algo salvaje que está en contra de las tradiciones, y que decide hacer las cosas a su modo. La protagonista exuda carisma y terquedad, y su excepcional talento con el arco y la flecha hacen presagiar algún tipo de aventura formidable. Si al fin y al cabo la película se llama Valiente y la heroína es una pelirroja de mal carácter que dispara flechas mejor que Robin Hood y Legolas juntos, uno anticipa que en algún momento la chica deberá ir a cazar algún bicho gigante o, bien, se internará en algún terreno super peligroso en donde ejercerá sus dotes de arquería. ¿Verdad que uno piensa eso?. Pues la gente de Pixar piensa lo contrario y, a mitad de la película, decide pulverizar toda la utilidad de la subtrama sobre el talento arqueril de la chica de cabeza de fósforo. Saca de la galera una bruja - que no es buena ni mala, sólo incompetente -, la cual se cruza en el camino de la protagonista y le da una poción para cumplir su deseo: sacarse de encima la ceremonia de elección de candidatos a desposarla, una tradición que viene de épocas ancestrales. El problema es que la pócima sale para el traste y la madre de la pelirroja - que es la que insiste con llevar a cabo la ceremonia - termina convirtiéndose en un gigantesco oso negro.

Mientras que hasta ese entonces todo venía salpicado con aventura y humor, a partir del hechizo Valiente empieza lenta - pero progresivamente - a descarrilarse. Los hechos van a los saltos y la fluidez brilla por su ausencia; por ejemplo, tenemos que la bruja ha desaparecido y sólo atinó a dejarle a la pelirroja un puñado de pistas sobre el hechizo (en un caldero que actúa como un bizarro contestador automático), las cuales no son muy claras que digamos; hay una subtrama en donde este hechizo se relaciona con otro anterior (que involucra a unos príncipes herederos peleados entre sí), y que tiene que ver con el oso asesino que ronda la zona; hay un tapiz que debe ser emparchado para corregir el hechizo - una conclusión que saca de la nada la protagonista -; y un montón de peleas entre humanos y osos, o entre osos y osos, que son bastante mas violentas de lo que uno podría esperar de un producto Pixar / Disney, incluyendo tajos, mutilaciones y alguna que otra muerte.

Mientras que el aspecto violento es discutible pero ineludible - a final de cuentas, no se trata de una historia sobre carmelitas descalzas, y tanto la era como el lugar en donde viven los protagonistas son de por sí peligrosos -, uno se pregunta por qué la puesta en escena no resolvió ese punto de una manera mas diplomática. Siempre viene a cuento la muerte de la mamá de Bambi, la cual ocurre fuera de cuadro y se escucha sólo el disparo. Algo similar podría haberse aplicado acá, resolviendo las cosas sin la necesidad de ser tan explícito. Pero Valiente no pierde puntos sólo por eso; la segunda mitad de la historia es desprolija, con cosas traídas de los pelos - por ejemplo, Merida cosiendo un tapiz de apuro mientras cabalga a toda velocidad por el medio del bosque (!!), amén de que todo esto ocurre de noche (!!!) -, subtramas que quedan sin explicación (por ejemplo, la del antiguo heredero del reino que también fuera hechizado), y una sensación generalizada de que todos los sucesos del final están forzados. Es posible que lo que uno ve no sea mas que el reflejo de los problemas de producción que tuvo el filme - la directora Brenda Chapman se tomó el piro a mitad del rodaje, citando diferencias creativas -, porque el 50% del filme anda muy bien y después se va de foco mal, metiendo historias, recursos y personajes que no se condicen con las expectativas creadas en la primera mitad. Da la impresión de que es un libreto que se quedó sin ideas a mitad de camino, y decidieron empardarle una trama de una fantasía a último momento.

Valiente está ok, aunque no la veo recomendable para alguien con menos de 10 años de edad. Para el resto del público es un espectáculo pasable pero con problemas de historia, los cuales son indisimulables. Todo esto da como resultado algo medianamente entretenido y tolerable, aunque en absoluto memorable.