Valiente

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Marco deslumbrante para reflexionar sobre el amor incondicional por la libertad

Cuando un equipo creativo como el que está conformado en los estudios Pixar tiene, en su corta existencia, al menos cuatro de las obras maestras del cine de animación de todos los tiempos como “Toy Story” (1995), “Buscando a Nemo” (2003), “Wall-E” (2008) y “Ratatouille” (2007), las expectativas pueden volverse demasiado altas, lo cual no significa que lo restante esté mal hecho, al contrario. En esta nueva entrega más que nunca lo cortés no quita lo “Valiente”.

En una Escocia medieval Mérida es una pequeña pelirroja amada por sus padres, cada uno a su manera. Mamá Elinor trata de inculcarle todos los protocolos de comportamiento posibles, en tanto papá Fergus es un guerrero y su hija es un fiel reflejo, sin que esto implique malcrianza. Claro, tanta rigidez y comprensión puede influenciar (y mucho) en una hija de reyes.

Quizás lo más importante que prevaleció del guión de Brenda Chapman, y antes de ser reemplazada en la dirección por Mark Andrews, fue la decisión de romper con los estereotipos de princesa propuestos hasta hoy por casi todos los autores de cuentos para chicos, y sus adaptadores con Disney a la cabeza.

Adicionalmente, los cuatro guionistas focalizaron el mensaje, y la columna vertebral de la historia, en la relación de una madre con su hija adolescente con una profundidad pocas veces vista. La mujer toma las riendas de todo. El hombre cumple su rol sin ser minimizado.

Lo que vemos en esta princesa es un amor incondicional por la libertad, una aversión al "deber ser", y gran rechazo hacia la imposición de las tradiciones, sobre todo cuando estas son obsoletas, algo parecido se ve en el extraordinario cortometraje “La luna”, que se proyecta previamente.

El mandato real indica que Mérida ha de casarse con el primogénito de alguno de los jefes de los otros tres clanes que conforman el reino, punto de inflexión en el argumento que desata el conflicto madre-hija, respecto del que, finalizada la proyección, cada parte habrá aprendido algo valioso.

"Todas las leyendas tienen algo de verdad" le dirá la reina a su hija, pero esta lección está dirigida a que el espectador pueda comprender que habrá un mensaje en todas las historias contadas y por contar. Un guiño tan preciado como los pequeños homenajes que tienen lugar en “Valiente”. La producción está dedicada al fallecido Steve Jobs, uno de los hombres detrás de la creación de los estudios Pixar, con un invalorable aporte tecnológico que permitió, entre otras cosas, que alguien pudiera soñar con la animación en tres dimensiones. Por eso a uno de los clanes le apellida MacIntosh. El homenaje al cine está dado por otro clan: MacGuffin.

El marco visual es sencillamente deslumbrante y, definitivamente, no sería la misma realización sin la fabulosa banda de sonido de Patrick Doyle, con toda la Orquesta Filarmónica de Londres.

Finalmente, es importante recalcar que “Valiente” está muy lejos de ser "una película para nenas". Acaso el merchandising y las decisiones de la gráfica puedan hacer suponer eso, pero no se aplica en éste caso.

Nadie debería quedar afuera, ni de mensajes como el de esta obra, ni del cine tan bien realizado.