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Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Princesa permuta príncipe azul por arco y flecha

Novedades provenientes del fabuloso pais de Pixar nos hablan de una historia que parece surgida del reino de su aliado, Disney Inc., pero no del altillo de la torre donde el antiguo sabio hoy olvidado elucubraba sus más hermosas películas, sino del shopping donde los sucesores venden el merchandising de cada temporada. Nada de malo hay en ello, al contrario. Pero tampoco hay mayor encanto.

En verdad, la idea surgió de Brenda Chapman, codirectora de «El príncipe de Egipto» para la DreamWorks y lejana argumentista de «La Bella y la Bestia», versión Disney. Ella escribió con Irene Mecchi una historia llamada «El oso y el arco», con una princesa que quiere andar tirando flechazos por ahí en vez de casarse con un príncipe, pero sus ansias de decisión propia dañan a la madre, que (digámoslo de este modo) engorda notablemente y no tiene cómo depilarse. El resto es imaginable, con aventuras de catálogo, moraleja de amor materno-filial y aceptación de gustos personales. A fin de cuentas, en vez de un príncipe azul le habían aparecido tres príncipes palidones. Y ella era soberbia con su cabellera roja y ensortijada flotando al viento por los bosques de Escocia.

Claro, porque esto transcurre en Escocia. Brenda Chapman la imaginó bajo la nieve, y así empezó a filmarla. La empresa dijo que para el pelo rojo era mejor un fondo verde, cambió de estación, y ya que estaba cambió de director. Vale decir, sacó a la creadora y puso a Mark Andrews, que todavía no pasa de ser un che pibe de los grandes, y también colocó al historietista Steve Purcell para que se le ocurra algún chiste. Mala idea, los chistes que se le ocurrieron son viejos y encima llevaron la película a la calificación «parental guidance», que Pixar nunca había tenido (y que en el mercado norteamericano tiene su peso, aunque a nosotros poco nos importa). Por suerte el enorme equipo de animación y los programas de última generación permiten disfrutar de paisajes y pelajes hermosamente dibujados. El sonido también es notable.

Postdata: un personaje del film fue bautizado Macintosh como chiste interno al prominente Steve Jobs, que entre otras muchas cosas también fue miembro influyente de Pixar. Como el hombre murió durante la producción, el film está dedicado a su memoria. También lo estarán algunos juegos de próxima aparición.