Una nueva de vampiros.
Corre el año 2019, la Tierra no es lo que muchos esperábamos. Poblada con sólo un 5% de humanos, especie en extinción. Los vampiros se apoderaron de ella pero tienen un vital y enorme problema, su propia extinción, tambien se acaba el alimento: la sangre.
Varios intentos científicos buscan reemplazar dicho alimento por sangre sintética o algún otro derivado, los resultados no son satisfactorios (reminiscencias a True Blood, la serie de HBO).
Una multinacional plagada de científicos lucran a partir de humanos que crían con el único propósito de extraerles el preciado líquido que corre por sus venas, los recursos se acaban.
Charles Bromley (Sam Neill) director de la firma, era un humano padeciendo una enfermedad terminal, el convertirse en vampiro, lo salvó de la muerte inmediata, ahora tiene vida eterna, no le importa su raza sino las ganancias que su empresa genera.
Edward Dalton (Ethan Hawke) es otro vampiro, científico, que gasta todos sus esfuerzos en encontrar la cura, encima, el no alimentarse en pocos días, produce mutaciones en los vampiros, los vuelve agresivos, y fisicamente los deforma hasta convertirlos en mostruosos vampiros reminiscentes a murciélagos gigantes.
El caos reina.
Esta nueva propuesta a las ya tan variadas historias sobre vampiros, no ofrece nada original. Nada que ya no hayamos visto. Algunos la comparan a films como Gattaca, un film neofuturista sobre la evolución humana, los genes y clones, nunca más distante a mi parecer, salvo por compartir al mismo protagonista.
Otros sugieren compararla con Vampiros, del maestro John Carpenter, tampoco creo que sea el caso, sólo comparten un elementos de gore, mucha sangre por todos lados y un maquillaje grosero de los no vivos.
Ya que estamos de comparaciones, ¿por qué no hacerlo con Inframundo? Para mi opinión, la más cercana. Reminiscencias estéticas a Constantine –sin vampiros, por supuesto-, sumémosle algo de 28 Días Después, 28 Semanas Después, Tierra de los Muertos (zombies)y la que en Argentina fue directo a video, 30 Días de Noche.
Como en todo estallido social, los rebeldes, en éste caso, los pocos humanos que quedan, organizados, cuentan con un líder: Lionel “Elvis” Cormac (Willen Dafoe), un duro, con diálogos “cancheros”, oneliners que escupen a punta de arma, con gatillo preparado antes de disparar, su personaje, sólo se remite a ello.
El film logra mantener al espectador atento en sus 98 minutos de duración. Muchas escenas de acción, persecuciones con vehiculos, corridas varias, remiten a producciones de bajo presupuesto dignas de los años 80. Los hermanos Spierig convierten éste relato en una nueva e imaginable posible realidad, los vampiros son mayoría. Connotaciones y lecturas si deseamos, pueden realizarse varias, la discriminación sectorial a los “distintos”, vampiros que comienzan el proceso de mutación, la multinacional vista como emblema del brutal capitalismo, la conversión tanto ideológica como bien podría serlo religiosa. Muchos puntos a abarcar, sin terminar de conciliar una u otra óptica.
No hace mucho, pocas semanas atrás hemos podido ver en carteleras porteñas una continuación de saga y la grandiosa Criatura de la Noche (Let The Right One In), ésta última con sólo un vampiro de importancia en su trama y con un planteo tan distante como original.
La próxima semana, entre vampiros y zombies,dentro del género de terror/horror llega una más, Tierra de Zombies (Zombieland).
Amantes del género, nunca más contentos.