Los amantes se reencuentran una noche. Es un verano histórico de calor y sequía. Él la encuentra a Ella en la puerta de un velatorio. Ella, poco a poco, empieza a caminar con Él, a alejarse, a dejarse llevar por las horas, el azar y la ciudad. Una ciudad y su arquitectura, como soporte mítico de esa errancia. De un recorrido que oscilará, como una procesión, por distintos lugares hasta que la noche se haga día; hasta que Ella, finalmente, tenga que enterrar a su muerto.