Vaquero de Juan Minujin o ¿qué ves cuando me ves?
Es sabido que hay actores que suben a escena para que un nutrido y adorador público les recargue el ego y que luego en una aporía de esas tan frecuentes van a terapia para poder desinflarlo. Julián Lamar lo sabe pero prefiere el desafío, por ello el personaje que interpreta el propio Juan Minujin director de la película, nos entrega su propio relato desde el inicio de cómo es ese feedback del aplauso, cómo bajar del escenario y cómo lidiar camino a casa con la envidia, la codicia y todas y cada una de las vanidades y miserias que el ser contiene, más cuando depende tanto de la aprobación de muchas manos que baten palmas para decir ¡Sí, has estado notable!
Este estado de cosas, una oportunidad ofrecida por su representante puede ser “la oportunidad”, dejar detrás la envidia, pegar el gran brinco hacia lo máximo, coronar su carrera y coronarse. Vencer a los otros, a esos que tienen cachés altísimos y no le llegan ni a las suelas, a esos que ya están hechos, a esos que son fantasmas que parecen venir desde afuera pero son los fantasmas interiores de Julián.
Y si bien el protagonista transita momentos de oscuridad hay un contraluz, hay una suerte de claridad luminosa que el afuera de su mente llega a palpar. La película además de contar con una gran actuación de Minujin, tiene el atractivo del soporte actoral que brinda la presencia de Leonardo Sbaraglia, Daniel Fanego y Pilar Gamboa entre otros que aportan esa cuota de un ya sabido en torno a lo que se supone una gloria bien ganada.
La ilusión de Julián de alcanzar el sueño de ser “el elegido” se encuentra muy bien jugada en términos de su trabajo para lograr ser otro, otro que llegue, otro que dé el salto ¿Hacia dónde? ¿Con que red? Y el retrato de un mundo de cartón plagado de escenografías y trastos que se redimensionan de ficción en ficción y siguen cargando la inestabilidad de sus protagonistas. Los avatares de pertenecer al “medio” lo dejan en el “medio” de una situación de la que deberá salir solo.
Buena dirección de arte e interesante crescendo dramático que muestra porque Vaquero fue designada para abrir el Bafici 2011 y porque conseguir un papel en un western americano rodado aquí por cuestiones obvias, puede desencadenar a todos los monstruos que una neurosis muy bien lograda quiere purgar en soledad.