Agnès Varda, quien falleció el 29 de marzo a sus jóvenes y radiantes 90 años, fue un ejemplo de artista perseverante, imaginativa y multifacética.
No solamente hizo cine, en ficción (Cleo de 5 a 7, por ejemplo) y documental (Visages villages) sino que también se dedicó a instalaciones. Y este documental, que es sobre ella, lo dirigió la propia realizadora para la TV francesa, que lo emitió apenas unos días antes de la muerte de la directora de Sin techo ni ley.
En él, Varda se dirige a un auditorio, que no pregunta pero sí escucha, también habla a cámara y vuelve a locaciones donde rodó algunas de sus películas más emblemáticas.
Y si no, fueron filmes que para ella significaron mucho.
La película trata sobre su cine, su manera de hacerlo y de entenderlo, y hasta puede ser como una tesis sobre Varda. Así, cuenta detalles de filmaciones y abordajes varios.
Cómo la inspiración, la creación y compartir son tres palabras importantes para ella. Y cómo las playas son fuente de vitalidad. “Allí están el mar, la tierra y el cielo”, dice, simplemente.
“Incluso en la ficción me gusta añadir partes documentales”, se sincera. Está su paso por Los Angeles, y su corto documental Panteras negras, en 16 mm, la posición sobre el aborto en su cine, una charla con Sandrine Bonnaire sobre Sin techo ni ley, y cómo rodó los travellings de derecha a izquierda, en contra de la lectura occidental.
Y también cómo rodó La felicidad (1965), en pleno auge de la Nouvelle vague que integró, con tonos suaves y delicados, música de Mozart y filmada “en verano, allí donde hicieron lo suyo los impresionistas (…) Me divertí eligiendo colores, azul, amarillo, rojo”, y lo muestra en imágenes. Habla de su película como “un durazno de verano con un gusano adentro”.
Y está, cómo no, Jacques Demy, quien fue su esposo y director de Los paraguas de Cherburgo, y a quien le dedica más que un fragmento, cuando cuenta cómo lo homenajeó en vida con su película Jacquot de Nantes, en una prueba o señal de “su acercamiento extremo” al amor de su vida.
Cuenta cómo Robert De Niro aprendió todas sus líneas en fonética en francés para Las cien y una noches (no estrenada aquí) y que se despertaba a las 4 AM en los Estados Unidos días antes de viajar para que no lo afectara el jet lag el único día de rodaje con Catherine Deneuve en Francia.
Y sus instalaciones (donde, por ejemplo, expuso papas con formas de corazón), más su etapa de fotógrafa, que fueron sus comienzos, retratando a estrellas del cine y hasta a Fidel Castro con su famosa foto de Castro con sus alas de piedra.
En síntesis, para aquellos que descubrieron a Varda por Visages villages, un resumen de todo lo que fue esta madame del cine.