Uno sabe que una comedia se encuentra seriamente en problemas cuando el momento más cómico del filme lo da un actor de carrera (no uno de los cotizados humoristas que la protagonizan) y, para colmo, 40 minutos después de comenzado el filme. Eso es lo que ocurre con Vecinos Cercanos del Tercer Tipo: una comedia predecible, obvia y aburrida, a lo que se suma un guión perezoso que decide confiar toda su gracia a la improvisación de su numeroso cast de cómicos... el cual parece sumido en una nube de Valium y que carece de reflejos para generar algo que sea mínimamente gracioso.
Por supuesto, hay responsabilidades compartidas en este bodrio. Para empezar el trío de libretistas, entre los que se encuentran Seth Rogen y Evan Goldberg, y al cual sólo le interesa escribir pavadas todo el tiempo. Ciertamente uno puede aceptar comedias bobas y/o absurdas, pero acá hay un licuado de cosas que no termina por cuajar ni una de ellas. Mientras que el filme intenta tridimensionalizar a los personajes (o, al menos, hacerlos algo queribles) explicando sus dramas personales - Ben Stiller como el conflictuado esposo que no le puede decir a su mujer que es estéril; Vince Vaughn como el celoso padre de una chica quinceañera, la cual tiene sus hormonas en plena ebullición -, por el otro lado se despacha haciendo imbecilidades de todo tipo y color, lo cual arruina la escasa credibilidad de los caracteres. Bah, no es que el trasfondo dramático resulte siquiera potable, pero el libreto cambia de tono tantas veces, va y viene que, al final, uno no termina más que repudiándolo. Por ejemplo, cuando Ben Stiller decide hablar de su problema de esterilidad con Vince Vaughn, éste sólo atina a bardearlo con chistes malos sobre la sexualidad, el recuento de espermatozoides y toda la bola. Es chocante ver como el filme se dispara en sus propios pies, torpedeando algo que había construido para darle humanidad a sus personajes, y mostrando su absoluta torpeza para manejar temas que podrían haberse tratado con altura. No es que esté en contra de la comedia grosera (por el contrario, a mi me gustan los filmes de los hermanos Farelly, por ejemplo) pero insertar una escena de ese tipo en este filme queda absolutamente fuera de lugar.
En realidad el mayor problema de Vecinos Cercanos del Tercer Tipo es su falta de rumbo. Toda esta gente se la pasa improvisando delante de cámara y, en el caso de Vince Vaughn, ello se transforma en una experiencia sumamente excruciante. Al menos Ben Stiller intenta componer algo parecido a un personaje, y Jonah Hill hace otro de esos inquietantes inadaptados con lo cual ha construido su carrera, pero Vaughn es simplemente Vaughn: se la pasa vomitando toneladas de palabras sin sentido a 200 km por hora, una diarrea de pavadas que inunda los oidos del espectador. El otro ofensor de los sentidos es el Saturday Night Live Will Forte, que compone a un prepotente sargento de la policía. Con gente así - suelta, sin cadena - resulta fácil odiar una película como ésta.
El argumento es bastante obvio. Imaginen Suburbios - aquella joyita de 1989, con Tom Hanks y hecha por Joe Dante -, sólo que con extraterrestres. Un grupo de vecinos se arma y va de ronda, y pronto comienza a sospechar que la mayoría de los que los rodean son extraterrestres que están preparando una avanzada para una invasión. Lamentablemente no hay una maldita cosa que haga gracia en todo lo que se supone que es comedia, a excepción del cameo de R. Lee Ermey como el vecino facistoide de turno, el que consigue en cinco minutos lo que los cuatro protagonistas no logra en una hora y media de filme: arrancarme siquiera una sonrisa en este estofado que pretendía venderse como película cómica. Por lo demás, es una cinta para esquivar y poner balizas de aviso para que otros desprevenidos caigan en su trampa, ya que no hay nada - pero absolutamente nada - que sea digno de rescatar en toda esta mediocridad.