La competencia no alcanza
Veloz como el viento muestra la historia de una familia unida y desunida por el automovilismo. Mario De Martino le da el lugar a su joven hija, Giulia (Matilda De Angelis), para que compita en las carreras de Gran Turismo arriesgando el patrimonio familiar al confiar en su talento para manejar autos. Sin embargo, a mediados de temporada, momento en el cual empieza la película, Mario sufre una descompensación y muere durante una carrera.
Ahí es cuando aparece Loris (Stefano Accorsi), hermano perdido de la familia, quien tiene problemas de drogas. Él es un ex-piloto con una extraordinaria experiencia y trayectoria en preparación de motores.
El film se focaliza en la relación entre Giulia y Loris, que al principio es turbulenta y por conveniencia mutua, pero con el desarrollo de las acciones, muestra como ellos se van acercando por el automovilismo y por el inesperado rol de maestro que toma Loris. Hay que destacar el papel de drogadicto y destartalado de Stefano Accorsi, sin ser demasiado border y sin buscar un cambio radical en la personalidad de su figura, se mantiene centrado y logra ser creíble. Sucede lo mismo con Matilda que es la otra figura dominante de la película que mantiene la postura de su personaje a pesar de los cambios. En la química entre ambos está parte de lo bello del film.
El conflicto familiar se mantiene coherente en ese aspecto, no busca ser demasiado emotivo. Sin embargo, eso es también su debilidad. Al ser una película familiar con un conflicto difícil no se refuerza ese lado de la historia con real potencia, incluso el momento más dramático del film parece retratado con mucha simpleza. Esas escenas no se explotan con la emotividad que justificaba hacerlo.
El fuerte del film está también puesto en las escenas automovilísticas y de competencia. Quizás narrativamente hacía falta un oponente más claro, pero la calidad técnica y de producción están muy bien logradas. Sobre todo teniendo en cuenta que la intención del director fue evitar efectos especiales que sean demasiado determinantes a la imagen del film.
Basado en una historia real, el film es entretenido y genera empatía. A pesar de no explotar la emotividad, se trata de una historia honesta y verosímil, por lo tanto se esquiva el golpe bajo y eso le da una mejor impresión. Veloz como el viento puede entenderse como una película de deporte y competencia, pero más que eso, se trata de una historia familiar y como saber entender y comprender que los lazos son más fuertes cuando hay algo en común.