Los dramas de deportes siempre promueven los mismos valores: compañerismo, perseverancia, disciplina y trabajo en equipo. Todos los deportes que existen multiplicados por todas las posibles circunstancias en las que se practican, dan como resultado un lindo paquete de cine dramático que ya hace décadas que prospera. Un subgénero al que no se le dio mucho cariño en este tiempo es el de carreras, a pesar de que cerca de los 70’ vieron su cima. Gracias a franquicias como Rápido y Furioso (Fast and Furious, 2009), la idea del público sobre las carreras en el cine ha dado un giro de 180º, pero Veloce Come Il Vento los llevará hacia atrás, a conocer una faceta casi olvidada del género.
Luego de la muerte de su padre, Giulia, una chica de 17 años, debe recibir en su casa a su hermano mayor, Loris, al que casi no conoce. Ella participa como piloto en el GT Italiano, y él era conocido y célebre en la escena del rally. Su vida cambió para mal con el uso de las drogas y ahora Giulia debe soportar su decadencia. Un día se enteran de que su padre le debía dinero a uno de sus sponsors, y que si ella no gana el GT tendrán que entregar su casa en forma de pago. Es allí cuando ambos deciden resolver sus diferencias y trabajar juntos para no perder el techo sobre sus cabezas.
Todo el guión, la idea y la dirección estuvieron a cargo de Matteo Rovere, que se inspiró en la historia de Carlo Capone para el personaje de Loris. Su vida luego de retirarse del rally fue sumamente trágica y es este aspecto de él en el que se apoyaron para escribir Veloce Come Il Vento. Stefano Accorsi es quien interpreta a Loris De Martino y su carrera cuenta con 50 intervenciones en el cine y televisión italianos a los largo de 24 años. La actriz en el papel de Giulia De Martino es Matilda De Angelis, tiene sólo 20 años y una participación en Tutto può succedere, un programa de tv, entre el 2015 y 2016.
Si bien las películas sobre carreras más conocidas son pocas, nunca defraudan. Tanto Días de Trueno (Days of Thunder, 1990) como Rush (2013) muestran distintas facetas de deportes parecidos y muchas similitudes entre sus estrellas. Hasta visitando el reino de la comedia se puede considerar Ricky Bobby (Talladega Nights, 2006) como una buena representación de la escena de los fans y celebridades de las carreras que muchos espectadores no conocen salvo por las noticias. Cada una de estas películas tomó algo del género y le dio otra cosa a cambio. Es así cómo se construye la imagen que el cine de carreras transmite, cada vez con más claridad. Es inspirador ver al cine europeo, estereotipado como cómico o snob, apostando también su ficha al juego del drama deportivo.