En clave de fábula infantil con cierto terror y suspenso, este relato del director de “Toublanc” se centra en un grupo de chicos que descubre que sus padres no logran despertarse de sus sueños y deciden emprender una aventura con consecuencias inciertas.
Las historias de niños solos, alejados y separados de sus padres, dan para mil tipos de permutaciones dramáticas, desde la más social como NADIE SABE, del japonés Hirokazu Kore-eda a la más impresionista y de recorte político como es EL DIA QUE RESISTIA, de Alessia Chiesa, que también se presenta en este festival. Después, claro, están los “coming of age” tan caros a Hollywood cuyo ejemplo más paradigmático acaso sea CUENTA CONMIGO, basada en un relato de Stephen King. VENDRAN LLUVIAS SUAVES abreva en todas esas referencias un poco, pero a la vez es dueña de su propio mundo, uno que combina la magia del cuento infantil con el cine de observación ya clásico de Fund.
La historia tiene ribetes de suspenso que hacen suponer una película más directamente fantástica. Y si bien en cierto sentido lo es, gran parte del tiempo eso da un paso al costado en la narración. La premisa es prometedora: una mañana los niños (o un grupo de niños) de un pueblo se levantan y se dan cuenta que todos sus padres duermen. Y que no hay electricidad. Ninguno intenta despertarlos pero da la impresión que los adultos se encuentran bajo una suerte de embrujo o situación propia de película de M. Night Shyamalan. Con los adultos en sueño perpetuo, este grupo de niños empieza a conectar, a jugar, a recorrer lugares y, finalmente, a salir en la búsqueda del hermano pequeño de una de las niñas.
Si bien la premisa pone al espectador a la espera de novedades (“plot points”, dirían los guionistas), Fund prefiere dejar de lado cualquier tipo de narración tradicional y elige depositar su mirada en el cotidiano de los chicos: una caminata, una recorrida por el pueblo, la caída de la noche, los objetos con los que juegan, una fogata y así. Los perros también los acompañan y son protagonistas de escenas importantes dentro de este relato que es más impresionista que clásicamente narrativo, al menos hasta llegar a su final.
La película está enmarcada en textos de libros de cuentos infantiles que sirven para entender el tono que Fund y su coguionista Tomás Dotta buscan: algo del cuento de terror para niños, con misterios, aventuras y complicaciones. VENDRAN LLUVIAS SUAVES –titulada como y libremente inspirada en un cuento de Ray Bradbury de “Crónicas marcianas”— las tiene, pero Fund prioriza los climas a la aventura y durante la primera media hora al film le cuesta encontrar su tono, y la oscuridad y el silencio por momentos abruma. Pero una vez que los chicos salen de la/s casa/s para el exterior, la película se abre un poco más a los diálogos, a las situaciones de riesgo y al descubrimiento.
Más allá de no aprovechar del todo la premisa –que daba para imaginar otro tipo de complicaciones en un filme de espíritu más clasico o hollywoodense–, VENDRAN LLUVIAS SUAVES otorga momentos de bella poesía visual, con la cámara husmeando en los rostros de los niños y animales, deteniéndose en sus juegos infantiles y en sus caminatas por las calles desiertas de un pueblo que parece haber entrado en una siesta eterna. Al final, cuando elementos más fantásticos aparezcan, uno se quedará pensando en que allí había, quizás, otra película a desarrollar. Pero la elección del realizador, ayudado por un muy carismático grupo de niños, todos actores no profesionales, es otra. Y, en su intento de capturar las sensaciones de miedo, camaradería y amistad, consigue exactamente lo que se propone.