Con perros y con niños
Un día los adultos no despiertan y el mundo es de los niños. Ese es el punto de partida de Vendrán lluvias suaves (2018), nueva película de Iván Fund con influencias de Stranger Things, Super 8 (2011) y Cuenta conmigo (Stand by me, 1986), aunque con un estilo minimalista más cercano a Nadie sabe (Still walking, 2004), del japonés Hirokazu Kore-eda.
Entre lo lúdico y lo naif transita este relato protagonizado por un grupo de niños que al ver que los adultos permanecen dormidos deberán ingeniárselas para sobrevivir hasta que el “hechizo” termine.
Ambientado en un pueblo de provincia, Vendrán lluvias suaves muestra a un grupo de cinco preadolescentes y algunos perros que ante el no despertar de sus padres deciden aprovechar la falta de límites y control para dar rienda suelta a sus deseos aventureros e imaginación.
Relato de iniciación, con formato de cuento, Vendrán lluvias suaves, al igual que El día que resistía (2018), trabaja sobre la inocencia, los miedos, los roles que los niños copian de los adultos y aquellos mandatos que inconscientemente absorben con naturalidad. Pero a diferencia de la película de Alessia Chiesa no los aborda a partir del poder y la manipulación sino sobre la amistad y la solidaridad.
Fund apunta a un relato simplista, que pese al entorno de ensoñación en que sumerge la historia, con toques fantásticos, está trabajado sobre elementos realistas, donde no salvarán al mundo pero si algún que otro perro.