Su desarrollo tiene un toque de fábula y fantasía, su estructura narrativa se divide en capítulos como si fuese un cuento infantil. Todo se desarrolla en un pueblo rural donde algo especial sucede, tiene un estilo apocalíptico, el lugar se queda sin luz y todos los adultos quedan dormidos, solo quedan despiertos los niños y los animales.
Su relato es sencillo e intimista, abundan los silencios, los planos largos, la cámara muestra la cara inocente de esos niños que se mueven con total naturalidad, posee buenas imágenes ilustrativas pero es difícil que el espectador tenga conexión con este planteamiento a lo largo de unos ochenta minutos.