Resulta difícil recordar que en una época Liam Neeson fue un actor sumamente versátil y con interpretaciones tan variadas como disímiles. El artista de origen irlandés comenzó su carrera en el cine a fines de los años ’70 y poco a poco fue demostrando su talento en diversos trabajos que iban desde el género fantástico como en «Excalibur» (1981) de John Boorman hasta dramas históricos como «The Mission» (1986) de Roland Joffé. No obstante, la fama y el reconocimiento le llegarían en los ’90 donde inició con un protagónico bastante importante en «Darkman» (1990) de Sam Raimi pero consiguiendo su rol consagratorio 3 años más tarde con la película que lo pondría en el ojo de todos, «Schindler’s List» (1993) de Steven Spielberg. Dicho film lo marcaría para siempre, abriéndole varias puertas y consiguiéndole papeles importantes tanto dentro del mainstream hollywoodense como de trabajos por fuera de ese ámbito. El resto ya es sabido, participó en películas como «Star Wars: Episode I» (1999), «Batman Begins» (2005) y varias otras. Pero podemos decir que su vida/carrera (o al menos de ahí en adelante) cambiaría a partir del 2008 cuando protagonizó «Taken», un largometraje de Pierre Morel producido por Luc Besson, que lo tenía como un agente retirado de la CIA que llega a Europa para salvar a su hija, que fue secuestrada durante un viaje a París. Aquel film lo reconvertiría en un héroe de acción tardío, al estilo de Charles Bronson, que lo pondría en boca de todos, tanto las viejas generaciones que lo venían viendo en pantalla hace tiempo como las nuevas que directamente lo conocerían por esta faceta heroica y también por la amplia catarata de memes en internet.
A partir de entonces fue protagonizando distintos vehículos de acción que iban desde las secuelas de «Taken» hasta varios relatos dirigidos por el español, Jaume Collet-Serra («Unknown», 2011; «Non-Stop», 2014; «Run All Night», 2015 y «The Commuter», 2018). Varias de estas películas funcionaban como entretenimiento pochoclero más que digno y otras parecían entrar en un espiral derivativo con poca imaginación. «Venganza Implacable» (cuyo título original es «Honest Thief») se encuentra en un lugar intermedio, sin destacarse del todo entre la gran oferta de películas de acción interpretadas por Liam Neeson del 2008 para acá pero tampoco sin ser un desastre como la reciente «The Marksman» (2021).
El largometraje sigue a Tom Dolan (Neeson), un ladrón de bancos que tras varios robos exitosos conoce a Annie Wilkins (Kate Walsh), una estudiante de posgrado de psicología que trabaja en un lugar de alquiler de depósitos para el guardado de pertenencias. Ambos se enamoran y Tom decide dejar atrás su pasado como ladrón y entregarse a la justicia para de esta forma obtener una condena reducida y poder pasar el resto de su vida junto a la mujer que ama sin ningún tipo de secreto o culpa. El problema es que se sincera con unos agentes del FBI (Jay Courtney y Anthony Ramos) bastante corruptos que deciden quedarse con el dinero que Tom quería devolver e inculparlo del asesinato de otro agente. De esta forma el ladrón «honesto» deberá limpiar su nombre y utilizar sus habilidades como exmarine para sobrevivir.
Este thriller de acción con toques de película romántica presenta varios lugares comunes, como el agente corrupto sin escrúpulos y su compañero con dudas, el protagonista que debe limpiar su nombre por un crimen que no cometió, el oficial que sí empatiza con el héroe (o antihéroe), y su interés romántico que tiene reparos, pero en el fondo ama al protagonista. Claramente este film no pretende reinventar la rueda y parece conocer sus limitaciones, pero se beneficia de un Neeson completamente comprometido con su rol, una buena química entre él y Kate Walsh, y una historia que a pesar de ser bastante sencilla sabe utilizar a su estrella sin comprometerla, algo que la tercera parte de «Taken» y otros relatos no pudieron lograr. En estos casos, hicieron que Neeson luzca un poco mayor a sus 69 años para realizar los stunts y las peleas en las que se lo situaba, algo que «Venganza Implacable» consigue enmascarar o disimular con bastante éxito.
«Venganza Implacable» es un film que se queda a medio camino con un puñado de buenas ideas y otras un tanto predecibles, con un buen ritmo y escenas de acción logradas, aunque por momentos también peca de inverosímil e incluso de empalagoso.