Doce años pasaron de “Taken”, aquel film que nos presentara al mundo a un nuevo héroe de acción: Liam Neeson. ¿Bendición disfrazada de maldición? Veamos…Poco más de una década después, aquí tenemos al bueno de Neeson, encabezando el reparto de la enésima película de acción genérica. Su filmografía se ha saturado de modelos intercambiables que se replican por generación espontánea. Quizás deberíamos clonar a Neeson y no a los mediocres productos de los que ha formado parte. Va en gustos. “The Honest Thief” encuentra una traducción poco agradable que vuelve todavía más literal a la propuesta. Policías corruptos, antihéroes de buen corazón, mujeres en peligro y traiciones que justifican el precio de todo giro argumental, abundan por doquier a lo largo del metraje. Todo parece milimétricamente planeado. Como las intenciones de este ladrón de bancos reformado una vez que Cupido clavó la flecha en su corazón. Lo endeble y lo inverosímil gana por completo la partida. El afán de entretenimiento sucumbe ante las pruebas remitidas, aunque Neeson aporte su habitual carisma. En “Venganza Implacable” todo se precipita demasiado pronto, todo se anticipa a kilómetros de distancia. Las capacidades de un ex Marine, quien utilizará lo aprendido en la fuerza para salvar su moral y a los suyos, nos convencerá (a la fuerza) de que Mark Williams, director de “Hombre de Familia”, agotó su inventiva antes de tiempo. Liam no se ve muy convencido de convertirse en el sustituto reencarnado del menguante Bruce Willis. Veterano intérprete, sabe muy bien el producto que se trae entre manos desde la primera lectura de guion: diálogos ‘one liners’ totalmente planos y telegrafiados suelen siempre presagiar lo peor. Fast forward a créditos finales.