Para los asiduos concurrentes al cine, en especial para ver las de acción, tiros, piñas y persecuciones, el estreno de una nueva de Liam Neeson (ya lejos de personajes como Oskar Schindler o de Rob Roy) supone verlo dándole biaba a los malos amparado en su enorme físico y su impulso vengador.
¿Otra más de Liam Neeson? ¿Hasta cuándo? El veterano acusa casi 67 abriles y sigue repartiendo rosca en la pantalla para ese público que lo sigue incondicionalmente desde hace once años, cuando se estrenó aquella “Búsqueda implacable” (Pierre Morel, 2008).
No es que no hubiese hecho cine de acción antes, pero el kiosquito lo puso en ese entonces y mal no le va. No debería sorprendernos de todos modos. No es el primero que lo hace, y si de venganza se trata recordemos que Charles Bronson curró con “ El vengador anónimo” durante dos décadas, desde su estreno en 1974 hasta la quinta parte en 1994, cuando tenía 73 pirulos. Ni hablar de los Stallone, Schwarzenegger, Van Damme, etc.
Liam Neeson ya se vengó de casi todos. Parientes, amigos, conocidos con causas perdidas, etc. Lo ha hecho rompiendo ciudades, en trenes y en aviones. Todo le viene bien. Sin eufemismos en su traducción local (atento a la cantidad de seguidores) , la película, cuyo título original es persecución fría, aquí se llama “Venganza”. Así, sin anestesia.
El actor irlandés esta vez interpreta a Nels Coxman, un barredor de nieve (imposible no pensar en aquél emblemático capítulo de “Los Simpsons” de “Don Barredora”) que va en busca de aquellos que mataron a su hijo. La autopsia dice que murió por una sobredosis de droga pero el papá sabe que no es así, de modo que a partir de un primer indicio, sacado a coscorrones, empezará a desandar el camino que lo lleve, uno por uno, al mentor del asesinato de su hijo.
Basada literalmente en su homónima de noruega “Por orden de desaparición” (2014), esta remake es llevada a cabo por su mismo director, Hans Peter Moland, y el mismo guionista, Kim Fupz Aakeson, en colaboración, para esta ocasión, con Frank Baldwin. La diferencia, claramente, está en su protagonista y en la forma.
Pese a su trama básica, “Venganza” es entretenida no sólo por su montaje episódico, buena factura de las escenas de acción, etc; además juega con un sentido del humor que balancea correctamente la sensación de predictibilidad del argumento. Fuera de esto, no deja de ser un producto que a esta altura se dividirá entre los fans de los castañazos de Liam y aquellos que se queden con sus papeles más “serios”.