Un papá genial
El film está protagonizado por Liam Neeson, quien interpreta a un relajado barredor de nieve que decide investigar la misteriosa muerte de su hijo.
@perez_daro
Calificación: Buena
"En algún punto tienes que preguntarte si Liam Neeson es un mal padre”, decía Wade Wilson en “Deadpool”, haciendo referencia a las tres películas de “Búsqueda implacable”.
Es que Neeson se convirtió en el héroe de acción menos pensado a sus 55 años. En 2008 al director Pierre Morrel se le ocurrió que Liam Neeson podría ser un buen héroe de acción, y lo hizo protagonizar “Búsqueda implacable”.
El filme tuvo tanto éxito que dio a luz una segunda y una tercera parte, pero eso no fue todo. A Neeson lo habíamos visto en películas románticas, como Jedi en “Star Wars” y diferentes papeles dramáticos, pero gracias a su personaje Bryan Mills, un ex agente de la CIA que quería rescatar a su hija, el irlandés comenzó a hacer filmes de acción y fue objeto de chistes por su avanzada edad, al mismo tiempo que no paraba de estelarizar producciones exitosas. Como padre problemático, en el pasado también tuvo que rescatar a su hijo varón por algunos problemas con la mafia en “Una noche para sobrevivir”, y ahora vuelve a ser el progenitor que todo lo puede en “Venganza”.
En esta ocasión, Neeson es Nels Coxman, que comienza recibiendo un premio por su labor en el centro de esquí y pueblo en el que vive, en donde trabaja como barredor de nieve. Vive su solidaria y relajada vida con su mujer y su hijo, Kyle, que perderá la vida en las escenas siguientes. Los resultados de la autopsia no lo convencen y comienza a investigar. Un contacto cercano, que conoce de viejos conflictos mafiosos, le da algunos consejos y datos, y desde allí, irá tras los que cree que son asesinos de su hijo.
A diferencia de las otras películas, aquí su sed de revancha no estará acompañado por un conocimiento de la ley o de la fuerza. Si bien podrá hacer uso de su sabiduría para perpetrar su búsqueda de justicia, vemos a un padre que simplemente intenta vengar a su hijo torpemente, con fallas, pero de manera imparable. Si bien podríamos decir que Neeson se volvió un cliché que ni él mismo esperaba (hace unos años dijo que se retiraba del cine de acción porque no lo creía veraz con sus seis décadas a cuestas), la película es autoconsciente de lo que quiere mostrar. Quizás con demasiados recursos previsibles y esquemas repetidos a la hora de narrar, nunca se corre del lugar al que pertenece y en ese sentido, termina ganando.