Homenaje a medias tintas
Muchas veces para definir el rumbo de un documental se necesita responder una serie de incómodas preguntas: qué, quién y cómo. Superada esta barrera casi conceptual aparecerán otras tantas y cada una de ellas determinará una decisión porque cuando estamos ante un hecho registrado -más allá de la subjetividad en que se inscriba el rol de quien observa- se está ante un fenómeno con muchas aristas por explorar.
Ese es el problema que arrastra este necesario y valorable homenaje Venimos de muy lejos, la película, de Ricardo Pitterbarg, protagonizado en conjunto por los integrantes del grupo de teatro Catalinas Sur, que lleva tres décadas de existencia a partir de la iniciativa de un grupo de vecinos que vieron en el teatro esa capacidad transformadora y encontraron en el barrio de La Boca no solamente un espacio para habitar sino para construir cultura, solidaridad y por qué no decir política.
En ese sentido, quizá lo más interesante de este documental se concentre precisamente en las discusiones y charlas entre los propios involucrados por definir qué se quiere contar y cómo, lo que sí queda claro es que la obra de teatro Venimos de muy lejos –estrenada en 1990- y la fuerte historia de los inmigrantes dicen presente en una mezcla de puesta en abismo y puesta en escena meticulosa donde lo teatral también ocupa un lugar de privilegio y la representación otro.
El escaso material de archivo además supone un conflicto para el repaso histórico, y sobre todo a la hora de los elementos que se buscan para suplantar material de aquel pasado de conventillos y oleadas inmigrantes de otra Argentina y entonces audios en off, inserts de imágenes muy trepidantes se entrecruzan en una de las líneas narrativas donde entra a tallar la idea de alegría o fiesta que se antepone a la muerte o al proceso militar con el devenir de las décadas.
A esa línea argumental se le suma también la historia del padre del director en una suerte de racconto y regreso al barrio como hijo de padre inmigrante pero también padre de un nieto de inmigrante como es el caso del director.
Ese es quizá el enfoque menos interesante desde el punto de vista ficcional y un lugar para el recuerdo de viejas historias bastante convencional tratándose de un film que pretende mixturar géneros y estilos como si se tratara de un gran collage cinematográfico.
Venimos de muy lejos, la película tiene buenas ideas en estado embrionario pero que jamás se terminan de gestar por ese vértigo impuesto y la sensación de falta de rumbo permanente, producto de una nula cohesión narrativa, aunque el objetivo de conocer la labor del grupo de teatro Catalinas Sur, así como su apuesta a la cultura popular para hacer de un barrio un ejemplo de acción política, esté logrado.