Venom – Carnage Liberado: la diversión del todo vale
Se va la segunda del simbionte… y no está solo
Andy Serkis (sí, Gollum) dirige esta secuela que demuestra que el género de superhéroes ya está llegando a su (lógico) agotamiento. Tom Hardy y Woody Harrelson se reparten tortas en Venom – Carnage Liberado.
¿De qué va?
Después de encontrar un cuerpo anfitrión en el periodista de investigación Eddie Brock, el simbionte alienígena debe enfrentarse a un nuevo enemigo, Carnage, el alter ego del asesino en serie Cletus Kasady.
En la historia del cine, desde siempre, los géneros tienen un agotamiento. Es natural, y responde a cierta saturación de conceptos y repetición de fórmulas. Mientras el MCU intenta diversificar en la diversidad, Sony decidió mixturar el tema del superhéroe con la buddy-comedy (la comedia de “amigos” o “compañeros”, incluso “frenemies”).
Eddie Brock (Hardy) sigue tan sucio como en la primera parte. No sé cuanto molesta que tenga un simbionte pegado en la espalda que le habla todo el tiempo, pero sí ese pelo todo sucio y grasiento.
Perdió credibilidad como periodista, perdió a su amor (aquel que Venom tampoco puede olvidar) y está perdiendo en control de su “compañero”. Y sí, como en todas las segundas partes de este tipo de género, Eddie va a perder sus poderes durante un tiempo.
Pero Cletus Kasady (Harrelson) se comunica con él. Le va a dar una exclusiva que nadie espera… ¿por qué a él, que perdió visibilidad y masividad? ¿Sabe de su secreto? Las respuesta son: porque el guionista así lo quiso. Como todo, en esta película el sentimiento es el de las pelis explotation de los 90s: todo pasa porque sí… lo importante es que sea divertido.
Cletus es un ser de mal. Porque sí. Hacia el final meten con calzador la búsqueda de empatía, una que es imposible de alcanzar ya que nunca se construyó. Es un asesino serial, pero como la película es PG-13… no se puede mostrar nada. Y también está enamorado. De una mujer mutante que perdió hace añares. Pero no importa: va a ser su única razón de existir y movilizarse. WW84 haciendo escuela en eso de “nunca soltar”.
Y por esas casualidades (que tienen que ver con que Cletus siente que Eddie lo traicionó periodísticamente), el asesino serial muerde en la mano al antihéroe y se convierte en Carnage, otro simbionte pero “de tipo rojo”, uno que Venom teme. ¿Por qué teme algo que se gestó desde él? Más teniendo en cuenta como termina… “porque el guionista así lo quiso”.
Luego: un festival de golpes, el simbionte pasando de uno a otro sin explicación, la ex-mujer de Eddie volviendo a ser importante a pesar de la separación, el amor de Cletus convirtiéndose en novia, muchos chistes con chocolate y cerebros de pollos, otros golpes, explosiones, chistes malos… un carnaval de sin sentidos, que siendo una película corta casi que se perdonan en post de “la diversión”. Si te gustó la primera, SIN DUDAS esta la vas a disfrutar.
Cuando el western se fue apagando como género cinematográfico, antes tuvo un canto de cisne llamado spaghetti western: un sub-género más exagerado e hiperbólico que estiraba los elementos de su papá genérico sabiéndose pupilo. Algo similar se siente con esta película: ya tan metida en una moda superheroíca, no se preocupa por construir nada, entiende que todos y todas sabemos a lo que apunta, y va directo a los bifes… olvidando construir un guión en el medio, uno que nos haga amar a los personajes y preocuparnos por ellos.
¿Estamos en el final del género? Me imagino que al ver la escena post-créditos (con una justificación hermosa de “porque el guionista así lo quiso”) eso se olvida, y se quedarán manijas para ver como continúa todo.
Así es el cine de entretenimiento.