Venom 2 es tan mala que logra que la continuación olvidable de Ghost Rider, estrenada en el 2011, quede mejor parada en el recuerdo.
El nuevo film protagonizado por Tom Hardy sobresale entre las grandes producciones desapasionadas que brindó el género de superhéroes en estos últimos años. Una pena porque se trata de un personaje que cuenta con una bibliografía mucho más extensa que otras creaciones de esta editorial, como Shang-Chi o Guardianes de la Galaxia que recibieron un mayor respeto.
Se trata de una propuesta que tiene sus seguidores y con una adaptación inspirada puede ofrecer un film decente dentro de esta temática. Sobre todo por la condición de anti-héroe del rol de Eddie Brock que lo diferencia de otro individuos del universo Marvel.
Lamentablemente Hardy, quien jamás supo donde estuvo parado con este proyecto y ejerce además como productor y guionista, optó por desarrollar a Venom en una película familiar centrada en la estupidez.
El resultado es un film horrendo y perezoso que parece haber sido realizado en la primera mitad de los años ´90, antes de la aparición de Blade, cuando los personajes de esta compañía no atravesaban su mejor momento en el cine.
De los 97 minutos que dura el film (lo único positivo es que al menos es corto y pasa rápido) más de una hora se va en escenas de relleno centradas en la comedia chapucera de Hardy y la sobreactuación de Woody Harrelson como Carnage.
No hay un mínimo argumento ni tiempo para desarrollar los personajes ya que la narración es un compilado de escenas mundanas que tienen el objetivo de justificar el carnaval carioca de CGI que viene luego entre Venom y el villano de turno.
Hardy aburre enseguida cuando su intento por ser comediante se vuelve redundante y Harrelson más que evocar en algún momento a Mickey Knox de Asesinos por naturaleza tampoco puede hacer milagros.
Por el lado de los roles femeninos la película desperdicia de un modo criminal a Naomie Harris (Moneypenny en la última era Bond) como Shriek y una anestesiada Michelle Williams queda estancada en el papel de la damisela en apuros.
Los créditos de la película informan que la dirección corrió por cuenta de Andy Serkis pero Venom 2 deja la impresión que pudo haber sido realizada por cualquier otro cineasta. No hay una visión artística ni se percibe el esfuerzo de por lo menos brindar un producto digno que al menos sea entretenido.
Salvo por una escena que incorpora un fragmento de animación tradicional para narrar el origen de Carnage, el único momento creativo de este film, el resto es de una mediocridad impactante.
En materia de efectos especiales no se percibe un avance notable frente a la entrega anterior y por lo general todas las apariciones del monstruo tienen lugar en escenas nocturnas o en ambientaciones oscuras para maquillar las falencias del CGI. Hay un intento del estudio Sony por generar entusiasmo con la vinculación de Venom a un universo más expandido pero no alcanza ya que el producto que se ofrece es deficiente.
Si los artistas involucrados no demuestran el menor entusiasmo por brindar una película más digna por qué debería tenerlo el público a la de pagar una entrada de cine.
En resumen, un bodrio que si les genera curiosidad pueden delegar para algún canal televisión o plataforma de streaming.
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