Luego de su controvertido estreno en Estados Unidos que ha desatado las críticas más duras por parte de los fanáticos y el periodismo especializado, Venomaterriza en Argentina. Comparada con desdichados films del género, como Catwoman (2004) de Halle Berry, la historia sobre el antagonista de Spider-Man no auguraba nada bueno. Finalmente, el proyecto de Sony de adaptar a la pantalla grande los orígenes de los villanos clásicos de la franquicia Marvel ha dado comienzo, haciendo retroceder a los amantes del cine superheroico unos cuantos pasos en el tiempo.
Dirigida por Ruben Fleischer(Zombieland), Venom narra una historia diferente a la del villano creado por David Michelinie y Todd McFarlane en los ’80. En esta ocasión nos encontramos con Eddie Brock (Tom Hardy), un periodista de investigación que se propone desenmascar al magnate científico detrás de la Fundación Life, una organización de bioingeniería que experimenta con formas de vida extraterrestre. En su última misión especial, los astronautas han recogido algunas muestras de simbiotes alienígenas y el CEO Carlton Drake (Riz Ahmed) ha estado experimentando con ellas utilizando a vagabundos como sujetos de prueba. Cuando Eddie irrumpe a escondidas en los laboratorios de la fundación, el simbiote termina introduciéndose en su organismo, convirtiéndose en el huésped perfecto de este depredador conocido como Venom.
A pesar de que los avances daban indicios de que podría tratarse de una película de acción un poco más oscura y adulta que lo habitual, lo cierto es que Venomtermina siendo una comedia absurda y sin gracia que nos recuerda a los films de la época previa del MCU (Marvel Cinematic Universe). La narración, floja y repleta de inverosimilitudes, se ve envuelta en un tono trivial que suaviza todas las escenas al más puro cuento infantil.
La interpretación del inglés Tom Hardy termina cayendo en el ridículo, con pasos de comedia incómodos que intentan retratar el conflicto interno entre Eddie y su otro yo extraterrestre. Sus escenas junto a Michelle Williams, quien interpreta a la novia de Eddie, generan la misma pasión e interés que el ship entre Mark Ruffalo y Scarlett Johansson como Hulk y la Viuda Negra. Definitivamente, no hay química aquí. Por otro parte, las motivaciones del monstruoso ser espacial nunca parecen claras y más allá de su estilo visual llamativo, carece de chispa. Es más que lamentable que no se haya explotado lo suficiente en el trastorno de identidad y la faceta violenta y aterradora de Venom, algo que podría haber calado perfectamente con su tono sarcástico.
Con respecto a la acción, son pocas realmente las escenas en las que el estudio cinematográfico ha demostrado su importante grado de inversión. Para ser una película superheroica de 2018, las muchas tomas en espacios pequeños y el abuso de CGI se hacen notar demasiado. En este sentido, el director trata de corregir estas penurias apuntando hacía otros géneros, como el horror, el suspenso y la comedia, sin sacar un buen provecho de ninguno.
Si hay algo que no le falta a Venom es ritmo. Las casi dos horas de duración se hacen realmente ligeras y entretenidas, aunque esto sea logrado a cuestas de un guion ingenioso y atractivo. En cuanto a las escenas post-créditos, solo una de ellas será de interés para el fandom comiquero que ha tenido que ser testigo de la deformación del villano del universo de Peter Parker.
En resumidas cuentas, podemos decir que Venom es una película olvidable, naif y con serios problemas de guion. No solo no añade nada innovador a la franquicia sino que expone todas aquellas sombras del género que habían sido superadas hace más de una década. Un film para ver directo desde el sillón de tu casa o simplemente, pasar de largo.