Frida es una niña de seis años que recientemente perdió a su madre y tendrá que vivir el primer verano con su familia adoptiva, aunque no por eso desconocida, ya que está conformada por sus tíos y su prima. La adaptación de la pequeña a un nuevo entorno y el aprendizaje de los padres que deberán conocer los gustos y sentimientos de la protagonista, son algunas de las temáticas que aborda “Verano 1993″ (“Estiu 1993”).
La historia es tan real como intimista, las relaciones y situaciones fluyen como si se trataran de la vida cotidiana de cualquier persona. Y mucho de ello puede recaer en que está basada en la propia infancia de la directora Carla Simón, quien sentía la necesidad de explorar y entender con mayor profundización lo que le sucedió cuando era chica, descubriendo las miradas de quienes la rodearon.
La cinta está contada desde el punto de vista de Frida y es por eso que los espectadores saben lo mismo que ella, abordando sus miedos, sus malos comportamientos, sus pequeños momentos de felicidad, sus frustraciones y todos los sentimientos por los que puede pasar una niña de seis años que quedó huérfana y tiene que cambiar de entorno. Poco a poco se nos van revelando detalles de la trama, pero siempre a partir de la mirada de Frida.
La naturalidad del relato se logra a través de la gran labor de los actores Bruna Cusí, David Verdaguer y Laia Artigas, sobre todo de esta última que, a su corta edad, realiza un performance reveladora.
A pesar de tener un argumento fuerte y crudo, “Verano 1993” no busca en ningún momento caer en golpes bajos ni lograr la lágrima fácil. De hecho, la película se inclina más por el intento de salir a flote, de conocer y adaptarse a nuevas situaciones. Pero como la historia lo merece, existe un espacio para la incertidumbre, la incomprensión y el dolor.
En síntesis, “Verano 1993” explora la pérdida y el sufrimiento desde el punto de vista de una niña de seis años, edad en la cual todavía existen muchos temas y situaciones que no se terminan de entender, pero que Frida deberá enfrentarlos. Con una gran naturalidad y fluidez, la cinta no busca caer en golpes bajos y es así como terminará cautivando a los espectadores.