ESAS SONRISAS MACABRAS
Verdad o reto se suma a un estilo de film como Destino final, en el que el terror y la comedia negra conviven. Pero esta película logra encontrar un estilo estético propio, que contribuye a generar un efecto de desesperación en quien lo percibe.
Las referencias al género son varias. Se vuelve a utilizar la típica escena de los amigos jóvenes que viven en un estado de armonía. Ellos emprenden unas vacaciones a México que desatarán los males que los aquejan más adelante. Pero la armonía de este grupo de amigos es solo aparente y el juego no hace más que enfrentarlos con sus propios demonios.
La protagonista se presenta como la usual joven inocente. Pero el personaje va mostrando complejidad a medida que avanza la película desde el guión, aunque la actuación de Lucy Hale es media insípida.
En cuanto a la temática vuelven a aparecer los demonios invocados, curas y objetos esotéricos. Para esos relatos que resultan familiares se da una respuesta estética que permite resignificar lo conocido. Sin embargo, es posible apreciar que hay un poco de abuso de los lugares comunes y por momentos esto hace que el film sea un poco tedioso, especialmente cuando se centra en los orígenes del juego.
A partir del desafío “verdad o reto” y de los clichés del cine del terror se logra cambiar las reglas conocidas para otorgar un nuevo fin. Se construye una mirada crítica a las redes sociales y a los discursos políticamente correctos. Es así cómo en los primeros minutos del film podemos ver gran cantidad de fotos y videos -se menciona Snapchat pero bien podría ser Instagram también- que son una muestra de lo que publica en las redes sociales este grupo de amigos. Hay una frase del corto Animal luminoso que refleja un poco esta idea de la película: “las fotos cuentan una mentira”. Y es a medida que va avanzando el relato, con cada una de las respuestas al juego, que esas imágenes tan bellas que vimos en un principio se van deteriorando con cada una de las mentiras que se descubren.
Pero cuando se habla de estilo estético propio se está haciendo referencia a un recurso que se utiliza en varias escenas donde podemos ver una metáfora sobre la hipocresía de estos jóvenes. Es así como los demonios no son seres extraños sino ellos mismos “poseídos”, con una sonrisa macabra más amplia de lo común, invitando a jugar a “verdad o reto”. La cara deformada de tal forma, y con nada menos que una sonrisa, contribuye a realizar la crítica a las redes sociales. Pero también construye un juego con los espectadores por la cualidad de encerrar en una misma propuesta la simpatía y la incomodidad.