La trama es sencilla, un grupo de amigos van a pasar unos días a México en busca de diversión y en esa ocasión conocen a Carter (Landon Liboiron) que los lleva a un convento abandonado y misterioso. Todo resulta extraño, lleno de secretos y comienzan a jugar a un juego muy peligroso similar a verdad o consecuencia y los espíritus se adueñan de sus cuerpos y almas.
Una serie de hechos trágicos van sacudiendo las vidas de cada uno, sus confesiones nos sirven para conocer el pasado y el presente de cada uno de los personajes quienes deberán descubrir que maldición los atrapó y como sacar de sus vidas.
Contiene escenas fuertes, hay tensión, suspenso, intriga, momentos dramáticos y sobresaltos anunciados, responde a un público adolescente que buscan este tipo de historias, para ver acompañados con un buen balde de pochoclos o nachos. Todo indica, si el éxito los acompaña, que llegará una segunda parte. Este film tiene cierto hilo conductor con “Destino final”.