Una lucha en favor de la identidad y una vida dedicada a la búsqueda de su nieto
De ser una señora de clase media que compartía su tiempo entre su familia y la docencia a ser una madre que vio modificada su vida luego del asesinato de su hija Laura, Estela de Carlotto decidió no dejarse vencer por la angustia y, con enorme esfuerzo, dedicó días, meses y años a tratar de hallar a su nieto, nacido mientras Laura estaba secuestrada durante los años más trágicos de la represión. Así nacieron las Abuelas de Plaza de Mayo, un grupo de madres y abuelas que, al igual que ella, habían perdido a sus seres más queridos en medio de la tumultuosa época de muertes, desapariciones y torturas. El novel director Nicolás Gil Lavedra tomó como base de este film la odisea de Estela y la trasformó en una cálida historia en la que, dejando de lado todo resquicio político, transita por los vericuetos más hondos del alma de esa mujer (o de esas mujeres) que nunca se dejó vencer.
La trayectoria de la protagonista, a la que Susú Pecoraro le impone una notable sobriedad, una enorme calidez y una angustia que, no obstante, nunca es derrota, transita desde 1976, año de la desaparición y muerte de Laura, hasta nuestros días, en los que Estela, sin bajar los brazos, prosigue con su incansable búsqueda de ese nieto que imagina como un ser mágico que algún día volverá a sus brazos.
Sin golpes bajos ni melodrama, confluyen miles de otras historias de esas mujeres argentinas anónimas que se levantan cada día para ir a trabajar, para cuidar a sus hijos y para llevar adelante una casa sin decaer en ningún momento en ese ferviente deseo de que aquellos nietos nacidos en cautiverio sigan vivos y, alguna vez, vuelvan a ellas.
El realizador logró un relato que habla de nuestro pasado histórico más reciente. Al excelente trabajo de Susú Pecoraro se une un elenco que no halla fisuras en ninguno de sus intérpretes y ello, sumado a una notable recreación de época, a una impecable fotografía y a una música que combina lo más dramático con lo más optimista, surge un film que habla a la memoria, a esa memoria que no pide olvido ni perdón.