Esta hagiografía de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo parece hecha en los 80: viñetas más o menos ilustrativas sobre un personaje y mensaje explícito. Susú Pecoraro está muy bien, pero eso es casi de perogrullo, dado su oficio. El espectador se preguntará qué pasa con el señor Carlotto en el desarrollo del film, y esa pregunta descubre la debilidad del proyecto: es que aquí no debe haber ni una contradicción, ni una duda, ni un gesto que haga de la protagonista algo más que una (pobre) estampita.