El medido tratamiento narrativo y su calidad técnica destacan a esta ópera prima
Lo primero que surge como apreciación de esta obra es que no incurre en lo panfletario. Eso es muy atinado, porque los que piensan diferente no se van a sentir ofendidos.
Esta producción resume la historia de Estela de Carlotto y su marido. Aquí están ellos, sus hijos, su familia, sus amigos. Los afectos y desarraigos. El miedo y la lucha. Narra lo que nos pasó. Aquí no hay mentiras y, lo que es aún mejor, está presentado en forma muy medida.
La actuación de Susú Pecoraro como Estela, impacta. En su composición fueron respetaron los tiempos transcurridos en el relato y el maquillaje respectivo, cosa que muchas veces no es común en nuestras producciones. Otro tanto ocurre con Alejandro Awada, Fernán Mirás, Inés Efrón y Carlos Portaluppi.
“Verdades verdaderas. La vida de Estela” está muy bien contada. Es una historia de vida que no confunde. Al contrario, Nicolás Gil Lavedra en su debut cinematográfico cuidó todos los detalles y los puso al servicio de los demás técnicos. Digno de destacar es el tratamiento del sonido por parte de Alexis Stavropulos, quien supo ajustar los planos sonoros requeridos por las escenas, donde todos los diálogos, aun los más íntimos, se entienden plenamente, aspecto digno de ser puesto de relieve, pues una de las fallas técnicas más notorias en las actuales producciones nacionales es el muy deficiente tratamiento sonoro, lo que contribuye al alejamiento del espectador de nuestras realizaciones.
Estas cosas que aquí se destacan con tanta pasión tendrían que ser normales, pero eso no es lo que sucede con frecuencia en nuestra cinematografía. Por los aciertos puntualizados esta realización es una de las más destacadas del año.
Muchos son los motivos: En primer lugar, contribuye a recordarle a las nuevas generaciones que siempre hay que luchar y nunca dejarse avasallar; en segundo término, las actuaciones son impecables; finalmente, la parte técnica cumple al cien por ciento con su cometido, lo cual indica que nuestros cineastas disponen ,en este aspecto, del equipamiento apropiado, por lo tanto, las notorias deficiencias que en tal sentido se observan en nuestros productos audiovisuales con llegada al público se deben fundamentalmente a impericias de los responsables de activar el equipamiento