Retrato de Carlotto limpiamente emotivo
La señora Estela de Carlotto ya había sido protagonista de un buen film, digno de mayor circulación, «Estela», documental de Silvia di Florio, 2008, en una de cuyas mejores partes se la ve rodeada de ex alumnos en los festejos del centenario de la escuelita de Brandsen donde fue directora. Por extraña razón, ese documental resulta más emotivo que la película que ahora vemos. Y eso que es emotiva.
Cabe decir algo más: emociona con limpieza, sin golpes de efecto, sin buscar la retórica en los diálogos, que apenas bajan alguna línea cada tanto, ni en las escenas más fuertes, que discreta, respetuosamente, evocan algunos momentos tremendamente graves de su vida. Jorge Maestro y la escritora María Laura Gargarella hicieron un guión equilibrado, que, junto a los largos momentos de calvario y lucha, ilustra también sus momentos de felicidad hogareña y las alegrías de los triunfos actuales, que no son alegrías completas, ya se sabe, pero alimentan el alma para seguir adelante. No podía ser de otra manera, cuando una de las mayores virtudes de Carlotto es, precisamente, su carácter equilibrado.
Susú Pecoraro la representa de modo exacto, en uno de los trabajos más comprometidos de su carrera. Junto a ella, Alejandro Awada, en el difícil papel del marido ferretero a punto de caer destruido detrás del mostrador. Buen elenco, en líneas generales, y señalable reconstrucción de época, bajo vigilancia de Silvio Rodríguez Molina. Director, con buena mano,
Nicolás Gil Lavedra, autor del documental «Identidad perdida», sobre el trabajo de Abuelas. Se le puede reprochar cierto nivel de telefilm, pero no es mayor reproche. En todo caso, sería un recomendable telefilm.