Federico y Lucía parecen ser personas totalmente opuestas. A él lo acaban de abandonar por su amigo, ella quiere deshacerse de su novio. Ambos están sumidos en una vida plana, rutinaria y sin muchas emociones. Mientras él deambula por las calles de su barrio intentando sacarse de la cabeza a su ex, ella anda escondiéndose para no encontrarse con su pareja. El azar los cruzará en una aventura donde deberán ayudarse para arreglar su situación, y quizás empezar una nueva etapa.
Estamos ante un nuevo proyecto del cine argentino, que nos propone un viaje light por la vida de dos personas en una comedia romántica; de esas donde el espectador debe animarse a jugar de entrada con lo que propone la película, si en verdad la quiere disfrutar. Porque si algo tiene Veredas, es lo poco creíble de algunas situaciones, en especial el comportamiento de sus dos protagonistas.
La trama de Federico es quizás la más realista, por así decirlo, ya que está en ese difícil momento por el que muchos pasaron, y es qué hacer luego de un doloroso abandono. Por eso, lo vemos intentando tener contacto con cualquier chica, exponiéndose a algunas situaciones bastante absurdas, en post de “volver al ruedo”. En cambio la parte de Lucía es la más extraña de comprender, ya que de entrada el mismo personaje se encarga de decir que quiere terminar su relación actual, pero al ver por la calle a su novio, decide seguirlo y espiarlo detrás de góndolas, esquinas e incluso el zoológico.
Por suerte, a esta inverosimilitud de construcción de personaje, la compensan la dupla de protagonistas. Tanto Paula Reca y Ezequiel Tronconi tienen el suficiente carisma como para cargarse sus historias a las espaldas sin que nos caigan mal, y más de una vez nos van a hacer cómplices de sus situaciones. Y atentos cuando empiecen a compartir escenas, es de lejos lo mejor que ofrece Veredas.
Otra de las virtudes de la película es que sabe de sus limitaciones y entonces se ciñe a una historia chica, que no busca volarle la cabeza al espectador con giros argumentales ni nada por el estilo. Desde el inicio es honesta consigo misma y con los demás, contándonos una historia (o dos, depende cómo se mire) que son comunes en varios de nosotros y por ende nos sentiremos identificados con alguna de las situaciones. Cuesta encontrar en el cine nacional films que se muestren tan transparentes; Veredas por suerte es uno de ellos.
Para aquellos que quieran pasar un simpático momento en salas, alejándose de los tanques hollywoodenses, no duden en ir a verla. En especial si van en pareja.