Y así nos encontramos…
Veredas (2017), dirigida por Fernando Cricenti, es una comedia divertida sobre el azar del amor, pero también el azar de los malentendidos, de las malas coincidencias y todo lo que puede hacer el juego de la casualidad en la relación entre las personas. También es una sencilla historia de amor (o de amores) que cumple su función de cautivar y entretener bajo una estética simple y bien filmada.
Federico (Ezequiel Tronconi) y Lucía (Paula Reca) son dos jóvenes que no se conocen y viven en Buenos Aires. Ambos no están pasando por un buen momento personal. Él, un escritor en formación, se acaba de separar y se ha vuelto como un fantasma para la gente, sobre todo para las mujeres porque es como si nadie lo viera y siempre quedara mal parado. Ella quiere separarse y no puede. Le dice a su novio que está de viaje en una ciudad donde nieva, pero está en Buenos Aires y vive ocultándose para que nadie la delate, pero parece ser una misión imposible. La posibilidad de ser descubierta por su novio en un supermercado hará que termine chocándose con Federico y entre ellos empiece una relación que no tendrá otra opción que llevarlos a estar juntos.
No puede negarse que también es una película sobre la ciudad. Si bien en toda comedia necesita mucho de lo urbano, en su mayoría, aquí los barrios de Buenos Aires son necesarios para construir la atmosfera tranquila, colorida y sosegada de esta historia, es loable como se utiliza bien esa idea de ligereza en su justa medida, sin querer dar aires de profundidad innecesaria y termina por construir un relato concreto y sencillo.
Lo mejor, está en las actuaciones (Ezequiel Tronconi, sobre todo Paula Reca como Lucía. Es lo que le da esa nota de movimiento inalterable, nerviosismo y a la vez lucidez infantil que el azar siempre trae consigo. Además que sirve de contraparte perfecta para ser la musa del querido protagonista, que parece ser rechazado por el mundo.
Quizá le resta un poco tanto personaje secundario llenos de extrañeza y verborragia inacabable, pues es como si fueran utilizados para forzar el gag cuando muchas veces el tono de humor parece, desde el inicio, que llegará de otra manera. Pero no merma demasiado pues termina por lograr que los tres elementos que son el, ella y Buenos Aires, los que se lleven todo el protagonismo y sea lo que se dice: un film jovial, correcto y agradable.