No hay mayor soledad y desesperación que la de un extranjero en tierra ajena, y cuando ocurre una desgracia, peor todavía. Con esta premisa, nos metemos en el mundo, el microuniverso, de Vergel.
Una selva de concreto
Durante un viaje a la Argentina, una mujer de origen brasileño pierde a su marido en un accidente. Los trámites burocráticos que implican la repatriación del cuerpo la obligan a quedarse en el país más tiempo del planeado y la soledad comienza a hacer mella en ella, hasta que conoce a la vecina del piso de abajo.
El guion de Vergel es uno poblado de pequeñas sutilezas, tanto en el subtexto a la hora de narrar, como en el universo que puebla y rodea a la protagonista. El conflicto y los obstáculos que le impiden cumplirlo la afectan tremendamente. No solo por la impotencia, sino por el recuerdo constante de su marido, a quien ve incluso en un pianista que vive en un edificio cercano al suyo. Este recuerdo es una jungla que la protagonista debe atravesar literal (las miles de plantas en el departamento ayudan a crear esta imagen) y metafóricamente. Su relación con la vecina es la de una aliada que le ayuda a atravesar dicha jungla; primero de forma casual, luego de forma amistosa, y finalmente, a través del sexo, de forma intima.
Las dos actrices sostienen la película con tremenda solidez y sensibilidad. Camila Morgado lleva una gran mayoría del peso de la película en su rostro y en sus acciones. Cautiva su expresividad, sus lágrimas, su histeria ante la impotencia que experimenta. Maricel Alvarez tampoco se queda atrás, probando ser un co-protagónico más que efectivo con la naturalidad, humanidad y gracia de movimiento que le imprime a su personaje.
Vergel tiene delicadamente construidas composiciones de cuadro y se las ingenia, para efectuar movimientos de cámara fluidos. Pero si hay un aspecto que merece destacar es el de la dirección de arte, porque entre las plantas que ayudan a crear esa imagen de jungla, sumado a los colores chillones del interior (naranja y rojo, primordialmente) que reflejan el estado de animo de la protagonista, se crea un mundo mucho más grande (y amenazante) que el de sus verdaderas (y reducidas) limitaciones.
Conclusión
Valida de un guion sutil, revalorizado por fuertes apartados actorales y técnicos, Vergel logra rotundamente su objetivo de comunicarnos una obra sobre la travesía descomunal que implica el duelo a la hora de perder a un ser querido, así como de las pequeñas soluciones que pueden encontrarse en el camino. Una historia que transcurre en un departamento puede ser solo eso, pero requiere de un enorme talento en la dirección para mostrarnos que ese pequeño ambiente puede ser todo un mundo, y esta película lo tiene de sobra.