Es una historia profunda, de una mujer (Camila Morgado) a quien le toca vivir situaciones muy difíciles, algo impensado como es el fallecimiento repentino de su pareja en plenas vacaciones alejada de su país de origen, en un ambiente que llega a ser hasta asfixiante, a pesar de tener los ruidos de la ciudad, el contraste entre el día y la noche, ver a través de su balcón otros seres, las charlas con su amiga vía telefónica y un poco de vida que le dan las plantas de ese lugar.
Se encuentra en un octavo piso esperando que se compruebe si la muerte fue un accidente o un homicidio, está bajo la presión de una serie de trámites, la burocracia judicial y la funeraria que no puede acelerar tanto papeleo. Pasan las horas y comienza a relacionarse con su vecina (Maricel Alvarez), del piso de abajo, quien la ayudará a cuidar varias de las plantas que la rodean, a liberar tensiones y juntas vivirán una experiencia única.
Todo se desarrolla el espacio reducido de un departamento, se dice mucho, entre los silencios, los sonidos ambientes y de las personas internas y externas, sale a la luz la angustia, el deseo, el duelo y la culpa. A través de sus metáforas te lleva a la reflexión. Por otra parte, tiene elementos que movilizan el interior de tu ser.