Actuando en Moscú
Una ficción narrada como si se tratara de un documental es la propuesta de Charly Braun en Vermelho Russo (2016), el diario de viaje de dos actrices en busca de nuevas experiencias.
Marta y Manú, dos actrices brasileñas, viajan a Moscú para profundizar sobre las técnicas del gran maestro de la actuación Konstantin Stanislavski. La adrenalina que les significa ir a estudiar a un lugar desconocido, con un idioma complicado y un invierno atroz, se apaga a medida que pasan los días y las expectativas previas no se cumplen. La armonía de una amistad de años deja paso a una serie de conflictos que borran los frágiles límites entre la vida y el teatro.
Vermelho Russo es un hibrido que juega todo el tiempo con la ficción y la realidad. Tanto en su forma como en lo que cuenta. Estructuralmente está planteada como una ficción pero desde lo formal apela a todos los elementos del documental. Y eso es lo que termina volviendo mucho más interesante la propuesta de lo que podría haber sido. Braun filma la historia (basada en los diarios de la coguionista y actriz Martha Nowill) como si se tratara de un documental cuando en realidad estamos frente a una ficción, pero también documenta situaciones reales que se incorporan a la ficción sin la necesidad de forcejeos, haciendo que el relato fluya de manera libre y desacartonado, aunque por momentos caótico.
La combinación de ficción y documental no solo aparece en lo formal sino también dentro de la historia. Ambas actrices corren los límites que separan las realidades en las que están inmersas y son absorbidas por los personajes de la obra que están ensayando. La ficción se come a la realidad generando tensión tanto en la trama ficcional como en lo formal.
Vermelho Russo es una road movie, un diario de viaje, una aventura en un mundo desconocido, una ficción y un documental, un drama y una comedia, pero por sobre todo es una película que le escapa a todo y habla con su propia voz.