Filosofia barata y zapatos de goma
Quien haya tomado contacto con alguna de las novelas del escritor Paulo Coelho sabrá -más allá de su escaso valor literario- acerca de su filosofía positivista frente a los avatares de la vida y podrá palpar esa impronta de libro de autoayuda que tantos best sellers ha logrado imponer, siendo uno de los escritores más traducidos del siglo.
Verónika decide morir (el libro se llama igual que la película) es una novela publicada por el brasilero en el año 1997, ambientada en Eslovenia -`la pelicula transcurre en Manhattan-, que básicamente gira en torno a la revalorización de la vida a partir de la amenaza de la muerte o, en otros términos, pensar que para recuperar la intensidad de la existencia es necesario someterse a una gran pérdida.
Así las cosas, finalmente llegó la adaptación cinematográfica a cargo de la realizadora Emily Young, quien además contó con un elenco prometedor encabezado por Sarah Michelle Gellar en el rol de Verónika; David Thewlis interpretando al doctor Blake, jefe de un hospital psiquiátrico; Jonathan Tucker en la piel de Edward, un paciente que tras un trágico accidente donde perdió a su familia quedó mudo y en un estado casi catatónico, y finalmente la participación de Melisa Leo como Claire, quien jugará las veces de antagonista del doctor Blake (David Thewils).
Basta con el recurso de la voz en off para ponernos al tanto como espectadores de la angustiosa vida que lleva Verónica y su desencanto total con la vida, al punto de decidir suicidarse con la ingesta de pastillas. Tras dos semanas en coma, ella despierta en la cama de un psiquiátrico privado donde se le comunica que le quedan pocos días de vida, pues la sobredosis dañó sensiblemente su corazón.
A partir de allí, el relato transitará por los lugares comunes y la protagonista experimentará, entre pesadillas y epifanías –bastante cursis por cierto-, una suerte de nuevo pacto con lo vital para volverse a enamorar tanto de Edward como de su nueva y aplastante existencia.
Sin anticipar el final, debe decirse que Verónika decide morir es un drama bastante predecible a pesar de las buenas actuaciones de Sarah Michelle Gellar y Melisa Leo, quienes desde sus respectivos papeles aportan algo de emoción a la trama bajo una correcta dirección y una acogedora banda sonora.