No apta para cardíacos.
De arranque debo decir que viendo el póster se resume la trama. ¿Es algo previsible? Sí, pero acá está el atractivo. Veamos cómo.
La historia empieza con la tragedia de Dan, un alpinista que muere al caer al vacío, por lo que su novia Becky y su amiga Hunter se disponen a subir a una antena de TV oxidada de 600 metros para arrojar sus cenizas, por lo que el desafío es enorme y si bien sabemos que van a llegar lo interesante es observar cómo lo van a hacer y con qué obstáculos deberán enfrentarse para lograrlo.
No es nuevo este subgénero de películas donde el o los protagonistas se encuentran en una situación tensa y lo que intriga es cómo lo resuelven, así tuvimos éxitos como Náufrago o 127 horas, por mencionar sólo un par de ejemplos.
Vértigo (o Fall, su título original en inglés) se sostiene por las imágenes impactantes a las alturas que no son aptas para cardiacos, y la capacidad de envolver al espectador haciéndolo estar ahí arriba con ellas. Scott Mann detrás de cámara cumple con ello y por mucho.
Como suele pasar, tenemos un momento clave donde la adrenalina deja paso al suspenso sobre cómo van a salir de esta y ahí el filme adquiere un tono más que satisfactorio.
Protagonizada por Grace Caroline Hurrey (a quien vamos a ver en la secuela de Shazam), Victoria Gardner (American Horror Stories) y Jeffrey Dean Morgan (The walking dead) Vértigo es más que una película que nos provoca miedo a las alturas: es una historia de superación personal.
De un modo un poco extremo, sí, pero también el contexto se presta a eso.